martes, 14 de junio de 2016
Cierre de la brecha de ingresos entre mercados emergentes y naciones desarrolladas se ha retrasado por "décadas"
Según un estudio del Banco Mundial (BM), el impulso de las naciones emergentes para lograr emparejarse con los ingresos de los países desarrollados ha sufrido un retraso equivalente a décadas debido a la desaceleración de sus economías y al impacto provocado por el desplome del precio de las materias primas.
El martes de la semana pasada, el BM rebajó su pronóstico de crecimiento mundial debido a lo que consideró que había sido un rendimiento mucho peor de lo esperado por parte de los países exportadores de materias primas. Ahora anticipa que la economía mundial crecerá un 2,4 por ciento este año, en comparación con un pronóstico anterior de un 2,9 por ciento, con exportadores emergentes de materias primas como grupo expandiéndose sólo un 0,4 por ciento, una caída del 3,2 por ciento en fechas tan recientes como 2013.
Esa rebaja acompañó a un nuevo análisis que muestra que, por primera vez desde comienzos de este siglo, una mayoría de economías emergentes y en desarrollo ya no estaban cerrando la brecha de ingresos en relación con Estados Unidos y otros países ricos.
El año pasado, sólo el 47 por ciento de las 114 economías en desarrollo estudiadas por el BM estaba emparejándose con el producto interno bruto (PIB) per cápita estadounidense, por vez primera por debajo del 50 por ciento desde el año 2000 y por debajo del 83 por ciento de esa misma muestra en 2007 cuando la crisis financiera mundial cobró fuerza.
Eso, advirtieron los economistas del BM, tendría un significativo impacto sobre el futuro que las personas en esos países pudieran anticipar.
Los economistas escribieron: "Mientras que, antes de la crisis, el mercado emergente promedio podía esperar alcanzar los niveles de ingreso de los países avanzados durante el transcurso de una generación, el bajo crecimiento de los últimos años ha extendido este período de convergencia por varias décadas".
Altos funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido durante los últimos meses que el llamado proceso de "convergencia económica" se había reducido a dos tercios de su tasa antes de la crisis. Pero la advertencia del BM pinta un panorama aún más desolador.
Según el análisis del banco, durante los cinco años previos a la crisis financiera de 2008, los mercados emergentes podían anticipar que les tomará un promedio de 42,3 años emparejarse con el PIB per cápita estadounidense.
Pero, durante los últimos tres años (a medida que las grandes economías emergentes como Brasil, Rusia y Sudáfrica se han ralentizado o han caído en una recesión) un crecimiento medio más lento ha resultado en que el número de años que tomaría emparejarse con Estados Unidos haya aumentado a 67,7 años.
Para los mercados frontera (esas más frágiles economías ubicadas más abajo en la escala de desarrollo, como Nigeria) el período de convergencia se ha más que duplicado, de 43,1 a 109,7 años.
La desaceleración también ha conducido a un aumento de la demanda de préstamos del BM. Se anticipa que el BM otorgue un récord en préstamos, durante un período sin crisis, de hasta 30 mil millones de dólares este año.
Ayhan Kose, autor principal del informe del banco, Perspectivas Económicas Globales, dijo que la caída de los precios de las materias primas que se inició en 2011, y que se aceleró con la caída de los precios del petróleo, había creado una brecha en las economías emergentes.
Numerosas economías en desarrollo importadoras de materias primas, tales como China e India, se han beneficiado de los precios más bajos y han demostrado ser relativamente resilientes. Sin embargo, otros países exportadores de materias primas (que en casos como el de Nigeria han comenzado a agotar las reservas financieras acumuladas durante el auge) enfrentan ahora dilemas en materia de políticas, tales como la manera de abordar los déficits fiscales ocasionados por la caída de los ingresos petroleros y el desplome de las monedas.
Según Kose, la tasa de desaceleración también afectará negativamente a los esfuerzos para reducir la pobreza.
El año pasado, el BM incrementó su línea internacional de pobreza a 1,90 dólares al día y declaró que la pobreza extrema mundial había caído por debajo del 10 por ciento de la población por primera vez. Pero la recopilación de datos confiables sobre la pobreza toma años en realizarse y ese anuncio se había basado en una estimación que, en sí, se había basado en que las economías en desarrollo repitieran sus patrones de crecimiento anteriores a la crisis. Como resultado, los expertos en pobreza (dentro y fuera del BM) lo han tomado con escepticismo.
"Mientras el crecimiento sea débil se dificulta mucho más reducir la pobreza. La cura principal de la pobreza es el crecimiento económico", agregó Kose.
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