La búsqueda de igualdades salariales continúa, pero lo cierto es que en muchas situaciones, y sobre todo a la hora de vender, las mujeres son más eficaces que los hombres.
Así lo afirma el profesor de MBA de la Fundación Getulio Vargas (FDV) y especialista en ventas y márquetin Claudio Tomanini. Para él, esto pasa debido a las características intrínsecas de la mujer, incluso aquellas de la herencia prehistórica que vuelve a los hombres y mujeres tan diferentes.
Al estar biológicamente programadas para proteger la descendencia, la mujer desarrolló la visión periférica. “Por eso, ellas son excelentes haciendo networking”, destaca Tomanini.
El instinto femenino de cuidar, siempre con delicadeza y atención los detalles (en el caso de los bebés, por ejemplo), las hace extremadamente flexibles a la hora de lidiar con diferentes perfiles de clientes.
Las mujeres son más emotivas, al contrario de los hombres, que poseen el lado pragmático más desarrollado. “Y es esa emoción la que mueve los logros femeninos”, dice.
Condicionadas para entender las necesidades de la familia, incluso antes de que los hijos puedan verbalizarlas, las mujeres tienen el poder de entender el lenguaje corporal de las personas. “Esta característica permite que durante una venta la mujer pueda alinearse de manera rápida y objetiva con el cliente, acertando a las necesidades reales”
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