¿Te cuesta llegar a fin de mes? ¿No sabes en qué se te va el dinero? ¿Cada primer día del mes prometes que vas a gastar menos y no lo logras? Si consideras que tu situación financiera es excelente, no sigas leyendo. Pero si has contestado “sí” a todas las preguntas anteriores, quizás te interese aprender cómo poner orden en tus finanzas. No se trata de hacerse rico ni de encontrar la inversión del siglo: elaborar un presupuesto familiar es solo el primer paso para saber cuánto podemos ahorrar. En esta fase, los ingredientes más importantes son la constancia y la voluntad. Pero, concretamente, ¿por dónde se empieza?
Huye de la pereza y ponte objetivos
Una vez más, la pereza es el enemigo número uno. “Es como ir al gimnasio: lo que más cuesta es empezar”, asegura Jordi Martínez, director de Educación Financiera en el Instituto de Estudios Financieros. “Al principio asusta, pero hay gastos de los que eres incapaz de enterarte si no elaboras un presupuesto”. Martínez, también socio de EFPA España (Asociación de Asesores Financieros), pone un ejemplo sencillo: una pareja que compra pan todos los días por separado pero luego no es capaz de consumirlo todo. Y lo acaba tirando. “Este gasto puede llegar a suponer unos 100 euros al mes, pero si no lo pones negro sobre blanco es muy complicado saber en qué se te ha ido el dinero, al tratarse de pequeños importes”.
En segundo lugar, es recomendable ponerse objetivos. Sofía Macías, en su best-seller de finanzas personales Pequeño Cerdo Capitalista, sugiere proponerse metas específicas para animarse a ahorrar. Por ejemplo, ir de viaje a las Maldivas, dejar de trabajar durante seis meses, comprarse un coche o dar una entrada para un piso. No vale con “quiero ser rico”, ejemplifica la autora. Macías aconseja incluir la cantidad exacta que nos costará nuestro “sueño” y fijar un plazo de tiempo realista para conseguirlo —que puede variar en función del objetivo, ya que no es lo mismo comprarse un móvil que dar la vuelta al mundo—, además de detallar la estrategia que tenemos pensada para lograrlo.
Así se construye un presupuesto
Para construir un presupuesto solo hace falta saber dos cosas: cuánto ganas y cuánto gastas. Y tener constancia. El portal finanzasparatodos.es, impulsado por la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV) y el Banco de España en el marco de su plan de educación financiera, ofrece una herramienta muy útil para identificar nuestros ingresos y gastos. “Una vez que tengas esta fotografía clara es más fácil ver qué pasos hay que ir dando para ahorrar”, asegura Marta Acebo, portavoz de la aseguradora Aegon.
¿Analógico o digital?
Si estás enganchado a la tecnología, existe una gran variedad de aplicaciones que pueden ayudarte a construir un presupuesto. Muchas de ellas se conectan directamente a tu cuenta del banco —incluso puedes juntar cuentas diferentes— y te ofrecen un plan detallado de todos los ingresos y los gastos que tienes domiciliados en tiempo real. Tendrás tu presupuesto en el bolsillo actualizado para consultarlo cuándo y dónde quieras.
Si, por otro lado, prefieres lo analógico, puedes emplear el método que quieras: desde un folio en blanco a una libreta o una agenda de gastos. “Lo más importante es ser metódicos”, apunta Jordi Martínez, del Instituto de Estudios Financieros. Si consideras necesario tener un esquema ya elaborado donde apuntar tus ingresos y gastos, hace un par de años llegó a España Kakebo, un libro-agenda para el ahorro doméstico, inventado en Japón a principio del Siglo XX, donde sigue siendo muy popular.
Empieza por dividir el presupuesto por meses y dibuja dos columnas para cada uno de ellos: una se debe corresponder a los ingresos, donde apuntarás todo lo que te da dinero, como sueldos, pagas extra, pensiones, eventuales intereses de depósitos, dividendos o alquileres; en la otra, la de los gastos, debes diferenciar entre “fijos, variables y discrecionales”, explica Martínez. Los primeros son aquellos que no podemos recortar —o, mejor dicho, o renunciamos a ellos o los pagamos—, y que incluyen, por ejemplo, el pago de la hipoteca, los impuestos, las aportaciones a planes de pensiones, los seguros y eventuales préstamos u otras deudas. Los segundos se refieren a conceptos de los que no podemos prescindir, aunque sí intentar abaratar: comida, electricidad, teléfono, ropa, libros o transporte, entre otras cosas. La última categoría agrupa aquellas partidas que podríamos eliminar, como gimnasio, cenas, eventos, tabaco y alcohol, etc. En ambos casos, hay que especificar el importe y, en función de la periodicidad, dividirlos si necesario para conocer la cuota mensual que correspondería pagar.
Al final obtendrás una tabla que podrás comparar mes a mes para averiguar dónde te has gastado el dinero y saber si tienes —y en qué medida— capacidad de ahorro. Pero ojo, es totalmente contraproducente quitarse todos “placeres” para ahorrar algún dinerillo. Lo ideal, si nos encontramos en una situación económica complicada, es limitar o prescindir de aquellos gastos discrecionales que no nos supongan cambiar radicalmente nuestro estilo de vida. “Si soy un fanático de los conciertos, no tiene sentido privarse de ellos”, dice Martínez.
Trucos para no perderse por el camino
Es aconsejable apartar una cantidad cada mes justo al cobrar el sueldo o al percibir los ingresos de los que vivimos. “Ahorrar lo que nos sobra es un error: si decides guardar el dinero a fin de mes no te queda nada. Es un truco básico que parece una tontería, pero funciona”, asegura. Por ello, en nuestro presupuesto, el capítulo que incluiremos como ahorro tendrá que ser contabilizado entre los gastos... ¡fijos! “El ahorro es una inversión que necesita una planificación: hay que entrenar para crear músculo y convertirlo en un hábito. Es como una carrera, no se puede correr un maratón de la nada”.
HAY QUE INCLUIR EL AHORRO EN LOS GASTOS
Martínez da otro consejo: ir guardando todos los tiques y facturas en un sobre. Si nos resulta imposible, sugiere sacar del cajero, cada lunes, una cantidad fija de dinero, y emplearla para cubrir los gastos semanales de pequeños importes, como cafés, pan, refrescos, etc. “Hay que tener los ingresos claros para saber cuánto tengo y no gastar por encima de ellos para acumular algo de superávit”, explica. Si nuestros ingresos no son fijos, por otro lado, es aconsejable hacer una media de lo que solemos ganar cada mes.
Por último, hay que ser sinceros: apuntar con la máxima precisión todo lo que entra y sale en nuestro balance. Si no somos metódicos o no reflejamos en nuestras cuentas todos los ingresos y gastos nos estamos mintiendo a nosotros mismos. “Solemos infravalorar los gastos y no tener una perspectiva correcta de los ingresos en relación con el consumo”, alerta Albert Enguix, gestor en el grupo financiero independiente GVC Gaesco. “La tendencia a endeudarse por encima de lo necesario es un mal que pasa factura a largo plazo”, alerta.
¿Cuánto hay que ahorrar?
El portal de finanzas de la CNMV y el Banco de España aconseja ahorrar, como mínimo, el 10% de nuestros ingresos cada mes. Acebo insiste en que es fundamental vigilar el nivel de endeudamiento así como crear un colchón para las emergencias y convertir el ahorro en un hábito. A la hora de sugerir un importe a destinar a este concepto, sin embargo, reconoce que depende de las circunstancias de cada uno: “El porcentaje va en función de las necesidades, recomiendo que sea un poco más de la cantidad que tenemos pensada. Pero se tiene que notar, hay que sentirlo como un esfuerzo y exigirte cada vez un poco más: hay que ir entrenando poco a poco”.
Ahora bien, la única manera para ahorrar más es subir los ingresos o reducir los gastos. Y la primera opción es siempre la más complicada. La segunda, lamentablemente, sigue siendo imposible para muchos españoles. “Es importante empezar a ahorrar lo antes posible, para tener el hábito, pero hay casos en los que es muy difícil porque hay que hacer malabarismo con las cuentas. Cuando los ingresos son muy bajos es imposible”, reconoce Martínez.
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