martes, 2 de julio de 2013

José Luis Camacho. Rescató a Nacional Vida de la quiebra. Hoy el grupo inversionista vende $us 60 millones.

“Mi vida está llena de anécdotas. Desde muy pequeño me gustó ganarme mis pesos”, afirma José Luis Camacho Miserendino (43), mientras sobre su escritorio reluce una plaqueta que lo identifica como vicepresidente de Nacional Vida. Y aunque ahora sea un alto ejecutivo el calificativo al que más se ajusta es el de emprendedor. Además de una vasta trayectoria en el sector asegurador (cerca de 20 años), Camacho siempre desarrolló su olfato para el negocio. Con solo 11 años vendía fotocopias a sus compañeros de colegio y cuando estudiaba Bioquímica (en Córdoba) se las ingenió para comercializar ropa y perfumes. De regreso a Santa Cruz puso un restaurante (Ñacurutú), invirtió en una transportadora de combustibles, en una procesadora de alimentos y en un semanario económico (Bolivian Business).

—¿Por qué estudió Bioquímica si su perfil es empresarial y ha formado varias empresas?
Yo quería ser químico industrial, viajé a Córdoba (Argentina) pero se cerró la carrera por la poca cantidad de alumnos y yo no quería volver a Santa Cruz sin un título. Entonces, estudié Bioquímica. Cuando llegué a Santa Cruz, viendo mis aptitudes para los negocios mis padres me sugirieron estudiar una maestría para no administradores en la UPSA.

—¿Cómo hizo su primer capital?
Cuando estaba en Córdoba vendía prendas íntimas, corbatas y perfumes en mis ratos libres. Así gané $us 1.400 y compré un vehículo que luego vendí en $us 5.000. Al final, llegué con $us 10.000 que invertí en acciones y líneas telefónicas.

—¿Dónde trabajó y cómo empezó sus empresas?
Estuve en la Caja Nacional de Salud y di clases durante 13 años en la UPSA, pero me di cuenta de que no me alcanzaba el salario. Entonces, en sociedad con mi amigo Rodolfo Rivera invertimos $us 1.500 en el restaurante Ñacurutú, pero lo vendimos porque quería dedicarme al estudio. Asimismo, invertí en una transportadora y en una fábrica de alimentos, pero cerramos el negocio porque faltó capital.
En la parte periodística puse mi granito de arena con el semanario Bolivian Business, que luego dejé porque necesitaba capitalizar Nacional Vida.

—¿Cómo empieza en los seguros?
En 1996, cuando estaba en Jóvenes Empresarios, invitamos a un expositor sobre seguros y él me dijo que yo reunía el perfil para trabajar en la compañía aseguradora Cruz Blanca. La firma se asoció con Bisa Seguros, entonces trabajé en esa empresa y luego en Alianza.
Con los años diseñé mi proyecto y lo presenté a Alianza Seguros, pero el directorio lo rechazó y entonces busqué una empresa a la que podría comprar algún día.

—¿Así llega a Nacional Vida?
Sí, era la peor compañía del mercado, casi en quiebra. En 2003 tenía menos del 8% de participación del mercado hoy tiene el 43%. Su pérdida era de $us 400.000 y hoy genera una rentabilidad superior al 25% anual. Entonces, me invitaron como gerente con una bonificación si es que sacaba a la empresa de esa situación.

—¿Cómo se convierte en accionista?
Al segundo año fui socio con casi el 4% y terminando mi gestión planteé la compra de la empresa con otros accionistas. La compramos en $us 2 millones, un 33% más de su valor real en ese tiempo.

—¿Es el accionista mayoritario?
No, nuestro grupo tiene un fraccionamiento de acciones, pero mi padre tiene una participación del 30%. Sin embargo, tenemos como filosofía que si estoy sentado aquí es porque me tengo que ganar el puesto, no por mis acciones.

—¿Cuántos trabajadores tenían y cuánto vendían?
Eran 58 trabajadores, ahora son más de 1.000. Vendíamos $us 2,5 millones, pero ahora serán cerca de $us 60 millones. Para mí es una bendición de Dios.

—Formaron otras empresas...
Sí, creamos cuatro empresas: Nacional Vida, T-Corp de tecnología especializada en seguros para dar un servicio diferente, Nacional Asistencia, un centro de llamadas con 450 trabajadores y Latina Seguros.

—Están creciendo, pese a que es bajo el acceso a seguros...
Sí, Nacional Vida creció un 30% frente al crecimiento del mercado que es del 15% y Latina creció entre un 20 y 15%. Entre Paraguay y Bolivia son los mercados más pequeños, pero el reto es seguir creciendo y creemos que se puede estar mejor.

—¿Qué planes tienen?
A través de Nacional Asistencia estamos exportando servicios a Argentina. Nuestra idea es llegar a Colombia, Perú y Paraguay. Creo que un empresario que no asume riesgos no es exitoso.

—¿Qué asegura más el boliviano?
Su auto, su salud y su vida.

—¿Incursionará en los microseguros?
En 2003 hice mi tesis sobre una Alianza estratégica con Prosalud para desarrollar seguros de salud; luego de 10 años, si Dios quiere, vamos a lanzar un microseguro con esas características

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