Las crisis económicas de Venezuela y Argentina son una misma lección para Bolivia de lo que no se debe hacer en política económica, coinciden el expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Armando Méndez, y el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, aunque ambos tienen visiones distintas de los efectos para el país.
Para Méndez, Venezuela y Argentina, tras despilfarrar sus commodities de petróleo y soya respectivamente y ante un problema de divisas, cometieron el “error clásico” de muchos gobiernos de querer controlar el dólar. Después, éste se hace insuficiente, las empresas no pueden acceder a esta moneda para importar, surge un mercado negro, aparece la inflación y bajan las reservas internacionales.
Así, si en 2008 Venezuela tenía reservas por 43 mil millones de dólares, cierra 2013 con 21 mil millones. Su superávit también descendió de 24 mil millones en 2011 a 6 mil millones en 2013. Ese año, la gente sacó 15 mil millones de dólares.
“La gente busca sacar su riqueza de Venezuela y nadie quiere prestarle al Gobierno venezolano”.
Argentina, a diferencia de Venezuela, es un país con déficit externo, que en 2013 era de 3 mil millones de dólares. Su problema es que no puede financiar este déficit con la entrada de capitales. Nadie quiere prestarle. Además, para 2013, la población sacó del país 7 mil millones de dólares. Por eso hay gran demanda de dólares: la gente quiere proteger su riqueza ahorrando en esta moneda, lo que provoca que bajen las reservas. En 2010, Argentina cerró con 52 mil millones de dólares y para fines del año 2013 cayó a 33 mil millones de dólares.
Las cifras de reservas parecen altas si se compara con los 15 mil millones de dólares de Bolivia. “Pero hay que entender que la economía de Venezuela es 13 veces más que la boliviana y la de Argentina 18 veces más”, explica Méndez.
Felizmente, no parece haber intenciones de que Bolivia busque seguir este rumbo, opina Méndez: las reservas llegan al 50 por ciento del PIB (“un acierto de este Gobierno”), lo que hace impensable la necesidad de control del dólar.
¿A dónde van?
¿Y qué tendrían que hacer Venezuela y Argentina? Para Rodríguez, la situación de Venezuela parece ser un “no retorno”. “El intervencionismo del Estado, el divorcio de su Gobierno con su sector privado, los excesivos controles, la administración del comercio, el manejo inflacional de sus ingentes recursos generaron un panorama de crisis que afectó a su sector empresarial y polarizó al país, y no es fácil salir de aquello”, comenta.
Menos dramática es la situación de Argentina, que parece haberse percatado de sus errores y ya comenzó a flexibilizar sus reglas para el tipo cambiario del dólar.
Para Méndez, en tanto, lo primero que tendría que ocurrir es que ambos gobiernos tomen conciencia de la situación.
“Aceptando que sean conscientes, deben liberar precios, el tipo de cambio y la economía, pero eso no es fácil. Como ya hay expectativas de inflación alta y hay descontrol, en una primera fase todo va a subir. Ni vuelta que dar, es el costo que deben pagar, y después –no sé en cuánto tiempo- poco a poco la economía se irá tranquilizando”, opina Méndez.
“Simultáneamente a esto –prosigue Méndez- ambas economías de manera inmediata tienen que comenzar una disciplina fiscal, es decir frenar el gasto fiscal. La enfermedad y la receta son las mismas para ambas sociedades”, concluye Méndez.
Consecuencias para el país
A diferencia de Brasil y Uruguay que ya expresaron preocupación, los problemas de Argentina y Venezuela tendrán efecto mínimo en Bolivia, según el expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Armando Méndez.
"Con Venezuela ya no hay relaciones. No nos compran ni textiles. Con Argentina, la mayor expresión comercial es la venta de gas.
Eso es un contrato suscrito. Lo máximo que puede pasar es que demore en pagarnos, pero tenemos reservas y en su momento Argentina nos pagará”, explica.
El gerente de IBCE, Gary Rodríguez, en tanto, si bien coincide en que el tema petrolero está asegurado, advierte que Venezuela y Argentina han hecho promesas a Bolivia de compras de textiles, que no se cumplieron. “Si en esas épocas no lo hicieron, ahora menos lo harán”, explica a tiempo de advertir que el comercio bilateral ha caído notablemente con Venezuela.
Con Argentina, había un acuerdo de liberar textiles bolivianos por 3 millones de dólares anuales, lo que no se cumplió ni en la cuarta parte. “Con la subida del dólar, vamos a ver más presencia de productos argentinos y van a disminuir nuestras exportaciones a ese país, sobre todo en el sector no tradicional”, explicó.
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