Las empresas que viven en el pasado corren el peligro de morir, porque el consumidor de hoy ha cambiado. Quiere ser parte del diseño de los productos y servicios, es más exigente porque cuenta con más información y se deja influenciar por su entorno.
Para Raymond Schefer, profesor del área de márquetin de la escuela de negocios ADEN, el consumidor de ahora le cree más a un blog o a la recomendación de un amigo, que a una publicidad tradicional.
“En este nuevo mundo vende la credibilidad, porque los consumidores son más escépticos, tienen más alternativas, conocen más del producto, porque están más vinculados y más relacionados”, indica Schefer.
Para el académico, el viejo discurso de venta se va perdiendo, mientras crece un discurso de participación, del conocimiento del cliente, de personalización de un producto y, en muchos casos, del ‘prosumidor’, que significa que entre el productor y consumidor diseñan el producto. “El va a decir, como en el caso de Starbucks, qué tipo de café quiere tomar, con qué mezclas y cómo lo quiere tomar”, agrega.
Para Jhonny Atila, consultor en estrategia y márquetin, el consumidor actual es más tecnológico porque cuenta con acceso a teléfonos inteligentes e internet. “Es más experto que en otras épocas, porque la información es mucho más fácil conseguirla y no por medio de la publicidad tradicional, sino por las redes sociales y los buscadores de internet”, indica.
Entender sus demandas
El perfil del consumidor de hoy muestra que desea nuevas formas, modelos y procesos de productos o servicios que ofrezcan valor agregado y sean innovadores, explica Atila.
“Quiere que estos productos le ofrezcan el triángulo perfecto: ahorrar tiempo, minimizar costos y mayor calidad”, afirma el especialista.
Schefer remarca que al consumidor de ahora ya no hay que venderle sino dejarlo que compre y que elija. “Que los consumidores busquen a las empresas porque saben que le está dando un valor genuino”, sostiene
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