La dependencia económica se da siempre que un adulto vive gracias a los aportes pecuniarios de otra persona, generalmente miembro de su propia familia. Los niños y adolescentes también sufren de dependencia económica, pero en nuestra sociedad, esto está visto como un hecho normal de la crianza. Esta sección está dirigida a los casos de adultos dependiendo de adultos, lo que generalmente causa problemas de relación.
En principio, existen casos de dependencia que son generados por las circunstancias, y refuerzan al vínculo familiar. Es bastante entendible que un pariente mantenga a un adulto discapacitado. También es común que los padres ancianos sean dependientes de los hijos. Sin embargo, esto no debe ser entendido como una norma general.
Mi observación de la naturaleza humana me ha convencido que en la mayoría de los casos en que existe dependencia económica de un adulto hacia otro, este hecho provoca conflictos familiares a la larga o a la corta. Es este el tipo de problemas que me dedicare a analizar en esta sección.
La norma general, es que salvo estos casos especiales, no debería haber dependencia económica entre adultos de la misma familia, ya que esto produce roces innecesarios entre las personas. Resulta humillante y altamente nocivo para la autoestima, el tener que pedirles a otros que solventen nuestros gastos y que contribuyan a pagar nuestras necesidades.
La dependencia de la mujer:
Históricamente muchas mujeres han adoptado el papel de "amas de casa", o "amas de hogar", lo que implica que administran la casa mientras que el marido trabaja afuera.
Es bastante común que las mujeres en esta situación deban consultar con el marido a los fines de realizar los gastos cotidianos. No en todos los casos esta consulta se realiza como un acto de compañerismo, sino que es frecuente que sea un acto de sumisión.
La vida cotidiana y la literatura nos dan muestras de todo tipo de artilugios a que deben apelar ciertas mujeres para poder adquirir determinados bienes que el marido no aprobaría que comprase.
Este es un tema menor si lo comparamos con los maridos celosos, y posesivos, los cuales controlan los gastos de la mujer a los fines de poder ejercer su autoridad sobre ellas.
Cuando se analiza el tema de la mujer golpeada, uno de los puntos más interesantes es que en general se trata de mujeres dependientes económicamente de los maridos.
El marido posesivo y golpeador prefiere que su mujer no trabaje para de esa manera poder controlar sus actividades. La mujer golpeada tiene miedo de irse de la casa, entonces, porque "no tiene a donde ir". La dependencia económica funciona entonces como un factor más de sumisión, que hacen que la mujer siga soportando los malos tratos.
La dependencia de los hijos:
En ciertos países es común que los hijos sigan viviendo con los padres luego de cumplir los 18 años. A veces esto se da por razones culturales, y a veces por razones económicas.
En países en recesión y con alto desempleo juvenil, los jóvenes tienen enormes dificultades para encontrar empleo, y los trabajos que consiguen tienen una remuneración mínima, que no alcanza para proveerse el propio sustento.
La cuestión es que hay casos en los que nos encontramos con jóvenes de ambos sexos que continúan viviendo bajo el techo familiar, aunque ya pueden ser calificados de adultos.
Este tipo de casos se vuelven terriblemente conflictivos a medida que va transcurriendo el tiempo, ya que existe una tendencia en los padres a seguir tratando a los hijos como si fueran adolescentes. Los padres opinan que el hecho de que los hijos vivan en su techo hace que estos deban acatar sus normas.
Los jóvenes, generalmente encuentran molesto que los padres los traten como si aún fueran niños. Ningún joven desea, por ejemplo, dar explicaciones a sus padres sobre sus actividades, de la manera en que lo hacía unos años antes.
La dependencia de los ancianos:
Existen numerosos ancianos que viven con los hijos. No siempre la relación es buena. Existen familias en donde el anciano se siente "una carga" para la familia. Hay familias que piensan que "el viejo" es una molestia. La dependencia económica del ciudadano de la tercera edad lleva a que el mismo se vea "prisionero" de la casa de los hijos.
Comentarios relativos a la dependencia Económica:
Las situaciones de dependencia de un adulto hacia otro no son recomendables, salvo en situaciones extremas.
Si usted se encuentra dependiendo económicamente de algún familiar y se lleva bien, aproveche esta situación para tratar de obtener ingresos propios. Recuerde que en general, tarde o temprano esta situación provoca roces con sus familiares.
Si su situación personal le impide conseguir un trabajo de tiempo completo, trate de buscar alguna actividad de tiempo parcial. Tener algo de independencia económica es mucho mejor a no tener nada.
Si usted es ama de casa, debería tratar de encontrar alguna ocupación, aunque sea de tiempo parcial. Hay mujeres que logran ingresos extendiendo sus obligaciones como ama de casa hacia otras personas.
De esta manera, cuidan bebes de sus vecinos cuando estos salen, cocinan de mas y venden el remanente a otras casas, planchan ropa de vecinos etc. En general los hombres divorciados y los jóvenes que viven solos en la vecindad son clientes potenciales de un ama de casa que se ofrezca a cocinarles o cuidarles la casa.
De esta manera, es posible ganar dinero sin salir de la casa, o sin hacer nada distinto a lo que se hace todos los días.
Una persona de la tercera edad puede conseguir determinadas ocupaciones, cuidando justamente de otras personas de la tercera edad que no puedan abastecerse solos. Muchas señoras de la tercera edad solas necesitan alguien que las acompañe a hacer trámites, a realizar las diligencias y a moverse en general fuera de la casa. Nadie mejor que alguien de edad similar para esto.
En fin, no es la idea la de dictar cual debería ser la ocupación especifica. Lo que me interesa dejar claro es que, dentro de lo posible, no es recomendable para su salud psíquica el tener que depender económicamente de sus parientes, ya que ellos se lo echaran en cara tarde o temprano.
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