Sin embargo, se aferraba a preservar la tienda a cualquier precio. Pasaron tres meses y las medidas que introdujo Roberto no estaban dando el resultado que él esperaba, no le quedó otra opción que decidir el cierre de este punto y propuso abrir otro supermercado en otra zona. Carlos, sin embargo, estaba enfrentándose a un tremendo problema de iliquidez, pagos retrasados e incluso sus propios recursos estaban siendo utilizados para intentar salvar el negocio que prácticamente no tenía remedio. ¿Qué pasó? Pues es muy simple, ambos eran profesionales o llamémoslos expertos en sus rubros.
No obstante, Roberto asumió su papel de administrador y Carlos el papel de dueño, se olvidó o no quería reconocer que tenía que haber tomado una decisión hacemucho tiempo. Muchas veces aferrarnos a cosas, que son solo cosas, que nos quitan el sueño, la alegría y la felicidad del hogar, nos aterra la idea de tener que renunciar a ciertos privilegios o comodidades e insistimos en mantenerlos aunque nos esté costando muy caro y no hablo necesariamente de un valor monetario sino intangible.
Le cito algunos ejemplos: la televisión por cable, la cuota del auto nuevo, el periódico
todos los días, el almuerzo
fuera de casa día por medio o
todos los fines de semana, el
cine, el club de amigos (as),
los artículos de perfumería y
maquillaje, los refrescos u
otros por la calle, créditos de
consumo, tarjetas de crédito,
entre otros ‘gustitos’.
Si usted quiere tener una
salud financiera en su hogar,
le sugiero hacer una sola cosa:
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