El nivel de endeudamiento externo es un 17% del PIB, indicador más que bueno respecto a estándares internacionales del 40%. En términos macroeconómicos, es un logro, hace 10 años superaba el 50%.
Pero respecto a hace 10 años, hoy, el precio del barril de petróleo es 4 veces superior, de la tonelada de soya 2,6 y de la onza troy de oro es 5; lo que naturalmente incidió en el crecimiento del PIB de $us 8.000 millones hace 10 años a $us 26.000 millones hasta la gestión pasada.
El nuevo incremento del adeudo tiene una recomposición de los acreedores; se tiene más deuda contratada con CAF –que ofrece mayores tasas y menores plazos– que con BID y BM, además de la contratación de deuda con China producto del satélite Túpac Katari y el incremento de la deuda privada en $us 1.000 millones por la emisión de bonos soberanos en el mercado financiero internacional, cuyo costo es de alrededor de un 5%.
Endeudarse no es malo, siempre y cuando las condiciones sean favorables dentro de la capacidad de pago que se tenga y fundamentalmente, que el beneficio para el país sea mayor que el costo de contratar la deuda, hoy al igual que hace 10 años, cada ciudadano le debe al exterior como 500 dólares. Sin embargo, si la deuda externa hay que tomarla con pinzas, a la deuda interna hay que hacerle cirugía. Para muestra solo tres aspectos: las AFP, el dinero del publico captado por el BCB y los préstamos a las estatales
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