La dirección que una empresa opta por tomar para alcanzar sus metas, es una parte importante del proceso de planificación estratégica. A esa conclusión llegó Alcibiades Ribera, docente y consultor financiero externo, quien además agregó que los beneficios de una dirección estratégica clara se dejan sentir en toda la empresa, desde los empleados de niveles inferiores, que trabajan de manera más eficiente, con objetivos claros, hasta los accionistas, que siguen confiando en el potencial de la compañía para el éxito.
Fortalezas y metas. Una dirección estratégica para un proyecto o meta de negocio permite que su empresa determine las fortalezas y debilidades. Además de crear un plan que mejor se adapte a estas características. Por ejemplo, si la empresa identifica su personal de ventas como una fortaleza, puede crear un plan estratégico diseñado para crear mayores ventas a través de programas de incentivos y capacitaciones más a fondo en ventas. Las metas para este plan se miden a través del desempeño de ventas de todo el personal, así como el desempeño de los vendedores individuales dentro del departamento.
Fortalezas y metas. En momentos como el que se vive actualmente, en continuo y veloz cambio, se podría pensar que hacer un análisis a mediano o largo plazo sobre el futuro no tiene sentido, dados los numerosos factores que crean incertidumbre. Sin embargo, la Planificación Estratégica debe abordarse como un plan vivo, adaptable y permeable continuamente a nuevas informaciones provenientes del entorno y de los grupos de interés. Por tanto, es importante emplear metodologías participativas en todo el proceso. Si una organización aborda la Planificación Estratégica desde este enfoque puede encontrar otras ventajas a esta herramienta.
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