Si usted, estimado lector, es de esas personas que tuvieron la posibilidad de estudiar una carrera universitaria y fue formado para encontrar un buen trabajo fijo, mantenerse en él y seguro por varios años, le tengo una mala noticia:Gracias a la crisis económica que se nos viene por delante, en la actualidad se está tejiendo una nueva realidad en la cual las empresas grandes, demandantes antaño de gran número de profesionales bien calificados, han dejado de buscarlos en la cantidad que lo hacían hasta hace veinte años y se han focalizado en automatizar o terciarizar sus procesos.
En esa dirección, hoy en día se ve que muchos profesionales están comenzando a reinventarse para seguir teniendo valor en un mercado laboral cada vez más agresivo y despiadado, donde pareciera que, sin importar la edad, nunca se cuenta con la combinación deseada entre cantidad de títulos académicos y años de experiencia laboral. Hoy en día, para aspirar a conseguir un buen trabajo asalariado en un tejido empresarial muy complejo, donde las organizaciones buscan deshacerse de sus costos fijos (como ser los salarios mensuales) y convertirlos en costos variables controlables (como ser el pago a consultores por producto o a empresas terciarizadoras de servicios), el profesional de hoy debe convertirse en la combinación perfecta, en una sola persona, entre un "Maestro Jedi” de La guerra de las galaxias–por su gran sabiduría- y un "minion” de Mi villano favorito, por sentirse feliz al ser un servidor entregado, adulador y siempre subordinado.
Bajo esta realidad diametralmente diferente a la de los profesionales exitosos de la segunda mitad del siglo pasado, hoy todos tenemos mucho miedo a perder nuestro preciado trabajo y nos aferramos a él como si fuera el aire para respirar. En este punto, estimado lector, le doy una buena noticia: ¡Es posible!
Observando a varios profesionales exitosos hoy en día, he constatado que se puede sobrevivir en la selva desconocida de la independencia; empero, ellos han pasado por un proceso de reinvención, ofreciendo ahora servicios basados en su conocimiento y experiencia. Esto requiere, sin embargo, un cambio de mentalidad, de asalariado a empresario, que será más difícil de asumir cuanto más "maduritos” estemos, pero que en estos días es una obligación que no podemos eludir.
Para ello, tomando una copa -y quizás más- de buen vino tarijeño y observando la luna en una noche despejada, debemos reflexionar de manera autocrítica y a la vez estratégica sobre las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas que como profesionales tenemos. Bajo esta premisa, no es recomendable que busquemos emprender nuevos proyectos profesionales en campos desconocidos para nosotros; más bien, debemos desarrollar nuestros nuevos proyectos en ámbitos que conocemos (y hasta dominamos), donde logremos identificar y explotar buenas oportunidades y en los cuales podamos utilizar al máximo nuestras fortalezas profesionales, conociendo sin embargo las debilidades que tenemos y las amenazas que enfrentamos para así trabajarlas, superarlas y mitigarlas.
Es así que renunciar a tener un trabajo fijo y convertirse en un profesional independiente implica, inicialmente, salir de nuestra zona de confort, rompiendo el statu quo en nuestras vidas, para ofrecer una propuesta de valor propia desarrollando una marca personal. Para eso, se deberá asumir diferentes obligaciones con naturalidad, desde ser el gerente general, pasando por ser el gerente de marketing de la marca personal, hasta ser el mensajero entregando nuestra correspondencia. Al final, todas estas actividades son realizadas en busca de un objetivo estratégico supremo, que es el de seguir creciendo como profesional, pero ahora de manera individual.
En este viaje que sí tiene regreso, ya no se tendrá que obedecer a un jefe; lamentablemente se dependerá de muchos jefes que serán los que uno pueda conseguir, que la mayoría de las veces son más exigentes, difíciles de tratar y caprichosos que el jefe que conocíamos por años y ya sabíamos cómo manejar. Por otro lado, a diferencia de lo que muchos piensan, uno trabaja más horas que en un trabajo fijo, por lo que el factor de manejo de nuestros horarios es relativo, pues resulta que en muchas ocasiones uno se encuentra frente a la computadora hasta las tres o cuatro de la madrugada para terminar un proyecto.
Finalmente, estimado lector, le doy otra buena noticia: Como en todo, el ser humano se adapta rápidamente a este tipo de vida, por lo que volver a un trabajo fijo después de un tiempo de independencia profesional se vuelve otro reto, pues otra vez salimos de nuestra zona de confort y debemos enfrentar nuevos desafíos, ahora en una nueva oficina.
* El autor, economista, es especialista en estrategia financiera.
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