Con 250 productos cárnicos de pollo, cerdo y res, Sofía es más que una avícola y una de las pocas industrias alimenticias que operan en toda la cadena productiva. El 2014 y el año que viene son gestiones clave para la empresa del Grupo Anglarill, pues invirtió en un moderno matadero de pollos que es incluso alabado por empresarios extranjeros y se apresta a abrir una nueva fábrica de alimentos balanceados.
—¿Cómo ha ido creciendo la empresa estos últimos años?
Hace más de 35 años que la empresa se formó. Una de las políticas que tuvieron sus fundadores, mis padres, fue el de reinvertir todas las utilidades que genera la empresa y no destinarlos para otras actividades. Eso ha permitido que todos los años, sobre todo estos últimos, la empresa tenga un crecimiento constante, Como toda empresa, también hemos tenido que salir adelante en años de crisis económica.
—Hoy Sofía es más que solo una avícola...
Sofía ahora debería llamarse “alimentos Sofía” o algo similar porque, si bien nosotros comenzamos con la producción de pollos, luego fuimos diversificando con diferentes productos. Ahora vendemos cerdo, pollo, procesados de carne de res, productos en bandeja y procesados listos para consumir y una gama completa de embutidos, una diversidad de hamburguesas, alitas picantes, entre otros. Hace tres años que salimos con la línea de pavos y ahora estamos con la nueva línea de Pollo Chester para Navidad.
—¿Constantemente están innovando?
Venimos apostando por la diversificación. Una de las políticas de la empresa es innovar todos los años. De esa manera creamos valor para el cliente, buscando que tengan nuevas opciones de alimentación. Este año hemos desarrollado más de 15 productos, entre nuevos y mejoras, como la milanesa Cordon Blue, nueva variedad de jamón y nuevos cortes de cerdo. Otros ya se lanzarán.
—¿La provisión de pollos sigue siendo su principal negocio?
La producción de pollos es nuestra principal fuente de ingreso actualmente y ha crecido un 12% este año. En la cantidad de faena de pollos somos el actor más importante del país, pero no llegamos ni al 15% del mercado nacional porque la avicultura en Bolivia está bastante atomizada entre miles de granjeros y hay de todos los tamaños.
—¿Cómo están posicionados en el eje troncal?
Santa Cruz y La Paz son nuestros mercados más importantes.
En Cochabamba hay una avicultura bastante fuerte, pues hay bastante competidores en ese departamento. Es un mercado bastante peleado.
—Este año invirtieron en un moderno matadero de pollos ¿Es para seguir creciendo?
Esto viene a apoyar el crecimiento que tenemos. Con el antiguo no teníamos espacio para crecer, pero con el nuevo sí. Es un matadero con tecnología de punta. Es una inversión bastante considerable.
—¿Qué otras mejoras o ampliaciones han realizado este año en sus diferentes plantas?
Hemos ampliado las plantas de recepción de granos porque era un ‘cuello de botella’, para la siguiente cosecha vamos a tener una mayor capacidad de acopio. Estamos armando un proyecto de una nueva fábrica de alimentos balanceados y, además, hasta marzo del próximo año vamos a concluir un nuevo centro de distribución (almacenamiento) en Santa Cruz para poder solventar todo el crecimiento que vamos a tener en los próximos años.
—¿Cómo y por qué ha crecido el consumo per cápita de pollo?
Si nos remontamos a hace 30 años atrás el consumo de pollo era ínfimo y su costo mucho mayor. La avicultura ha logrado año a año hacerse más eficiente, tecnificándose más, hemos ido aprendiendo. Y el hecho de haber bajado bastante nuestros costos y hacernos eficientes ha llevado a que sea una proteína bastante económica para el consumidor y es lo que ha hecho que se desarrolle bastante el consumo.
—¿Cuál es el consumo de pollo?
En Bolivia debe estar en alrededor de 38 kilos por persona y la de res en 18 kilos, mientras que la de cerdo es de alrededor de 5 kilos y entre las demás carnes no debe haber más de dos kilos de consumo. Tenemos en Bolivia todavía un déficit alimenticio en cuanto a proteína animal
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