Desde 1982, Peter Bauer y su hermano Bernardo, ambos de origen alemán, ganaderos y ligados al origen del grupo empresarial Hansa Ltda, se hicieron cargo de la empresa que impulsó el hábito de comer salchichas durante la noche de San Juan en Bolivia: Stege. A partir de ese año, levantaron una fábrica en El Alto (Senkata) que produce más de 200 toneladas de embutidos, jamones y salchichas al mes y emplea a 240 personas. Compran carne del oriente y de los valles, la procesan y la venden en siete de los nueve departamentos del país.
—¿Cómo fue que Los Tusequis decidió comprar a Stege?
En la década de los 60 la familia Bauer importó ganado brahman de EEUU y lo puso en la zona de Los Tusequis, en Santa Cruz.
Sin embargo, en esa época la propiedad fue declarada parte del radio urbano y se vendieron los terrenos a precio bajo. En 1980, Tusequis Ltda inicia las negociaciones para la compra de la fábrica de embutidos (creada en 1910) debido a que los fundadores (los esposos Stege) no tenían a quien delegar la empresa debido a que sus hijos migraron a Alemania.
—¿Los Tusequis sigue trabajando con ganadería?
Tusequis se ha dedicado a la industria cárnica. Ya no está en la ganadería.
—¿Cuáles son los volúmenes de producción de Stege?
Estamos en alrededor de 200 toneladas al mes de productos cárnicos elaborados, como jamones, salchichas, mortadelas y chorizos parrilleros.
—¿Quiénes proveen de carne a la empresa?
En cuanto a carne de cerdo son la cabaña agropecuaria Copacabana de Cochabamba, Paichanetú de Santa Cruz y otras pequeñas. En carne de res, compramos de grandes ganaderías benianas y últimamente estamos haciendo compras de carne de tipo industrial de Fridosa.
—¿Cuáles son las regiones que consumen mayor cantidad de productos cárnicos?
Son La Paz y el resto del occidente. En Santa Cruz también tenemos crecimientos muy importantes.
Hemos trabajado y nuestro producto es muy aceptado, también la marca Torito tiene una larga tradición.
— Coméntenos las características de la planta de El Alto
La planta está ubicada en El Alto, en Senkata, en ella trabajan actualmente 90 personas, pero en la planilla de Los Tusequis son 240 personas entre productivos y administrativos, que es la minoría, y los comerciales, que son la mayoría.
—¿Qué proyecciones de inversión tiene la empresa?
Ya realizamos fuertes inversiones en el tema de maquinaria que son unos $us 300.000 y en la remodelación y adecuación de la planta a nuevas tecnologías una cifra similar. En total fueron más de $us 600.000. Además estamos certificados en buenas prácticas de manufactura en Ibnorca con la norma válida para el Mercosur.
— Teniendo la certificación de Mercosur, ¿prevén exportar?
No todavía. La certificación que tenemos es una ventaja para nosotros y quizás con los últimos acontecimientos se puede abrir el mercado de Venezuela, que es miembro del Mercosur. Recién la estamos observando, hay que ver qué sucede.
—¿Qué oportunidades surgen para Stege con que Bolivia sea libre de fiebre aftosa?
Chile, por ejemplo, es un gran importador de carne, pero no podemos exportar ni un gramo justamente por el problema de la aftosa. También están Ecuador y el sur peruano. En esas zonas podemos iniciar la exportación de productos procesados.
—¿Qué proyectos impulsan dentro de sus políticas de RSE?
El tratamiento de residuos sólidos y líquidos a través de la lombricultura con la que nos ha ido bastante bien. Hemos adaptado lombrices al clima de La Paz y estas se encargan de procesar la grasa y la sangre que queda en la planta, se produce el humus de lombrices y hacemos compostaje. Estamos un año en esto y nos ha ido bastante bien, por lo que tenemos planes de comercializar abono.
—¿Cuánto invirtieron en ese proyecto?
Creo que unos $us 20.000. Lo caro era conseguir las lombrices y adaptarlas a la altura.
—¿Cómo afecta la limitación de los cupos de exportación de carne?
Es una buena noticia que ya podamos exportar, pero el reto es aumentar. Hay que mirar Paraguay. Debemos aumentar los rebaños ganaderos, mejorar el equipamiento industrial en los mataderos, aunque hay algunos buenos en Santa Cruz, y la infraestructura de exportación.
—¿Cómo ve la relación del empresariado oriental con el occidental?
Es positiva y se fortalece cada vez más. Mientras haya una integración económica entre las dos regiones también van a llegar a un entendimiento. Al final, lejos de nuestras identidades particulares, somos Bolivia y debemos integrarnos
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