Acausa de la intensa competencia, el alto grado de madurez de los mercados y la existencia de clientes cada vez más exigentes, las empresas han redescubierto que, como nunca, tratar bien al cliente es la mejor fuente de rentabilidad y de un crecimiento sostenido de las ventas. En otras palabras, una vez que se ha conquistado a un cliente es preciso hacer todo lo posible por conservarlo y conseguir que compre más. En ese sentido, Hugo Brunetta, docente del área de Marketing de ADEN Business School indica que la respuesta es gerenciar las relaciones con los clientes para ello nos brinda algunos principios a tener en cuenta en la implementación de una estrategia centrada en el cliente.
Fidelizar y dialogar. Lo primero es construir una fidelidad a partir de la colaboración, la confianza y el conocimiento mutuo. De esa manera se logrará un diálogo continuado en el tiempo, interacción que se produce tanto en beneficio del cliente (manteniéndolo informado con un marketing con permiso) como de la propia empresa.
Conocimiento. Una estrategia supone comprender aspectos básicos de los clientes: sus datos personales, preferencias, hábitos de compra, servicios utilizados, canales de interacción, respuestas a promociones, entre otros. El acceso a esta información contribuye a aumentar las ventas, mejorar las relaciones con los clientes y ofrecer un mejor y más personalizado servicio.
Diferenciar y personalizar. Con la interacción con el cliente, un trato diferenciado y personalizado será un aspecto que los competidores difícilmente lo imitarán.
Crear experiencias. Cada interacción del cliente con la organización se almacena en la memoria y dicha experiencia determina su comportamiento futuro con la marca. Este proceso continuado de interacciones y experiencias define la calidad de las relaciones.
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