La red 5G de los tres operadores surcoreanos ayudó a identificar a personas contagiadas y a cualquier persona que haya estado en contacto con ellas. El rastreo se realizó a través de la amplia cobertura de tarjetas de crédito y débito de la población, y las transacciones electrónicas. La segunda forma de rastreo fue a través de la amplia red de telecomunicaciones 4G y 5G, la alta densidad de radiobases y de teléfonos inteligentes entre la población, una de las más densas del mundo. Lo anterior fue posible porque existe una base de datos de los usuarios de telefonía móvil con sus nombres y domicilios lo que permitió rastrear e identificar a personas que tuvieron algún tipo de contacto con individuos infectados.
La tercera tecnología que contribuyó a reducir la propagación fue la amplia red de cámaras de video vigilancia que permitieron a las autoridades identificar a las personas que estuvieron en contacto con pacientes con el COVID-19. En 2019, Corea del Sur tenía más de un millón de cámaras de video vigilancia.
El uso de tecnologías digitales avanzadas sobre una infraestructura 4G robusta y 5G de reciente operación, así como el uso estratégico de datos, permitió al gobierno surcoreano convertirse en uno de los casos de éxito de combate al COVID-19. El rastro de contagiados por el COVID-19 no sirvió a las autoridades de salud, la información también se hizo pública a través de sitios web de los gobiernos nacional y locales y aplicaciones gratuitas para teléfonos inteligentes. Ambas mostraron la ubicación de las infecciones y ofrecían actualizaciones de mensajes de texto sobre nuevos casos locales. Lo anterior ayudó a la población a evitar zonas críticas de infecciones.
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