En el caso del sector de energía el avance hacia Smart Grids permitiría aumentar los niveles de fiabilidad y calidad en el suministro, mejorando la eficacia en la distribución de los flujos de energía y la flexibilidad en la gestión de los picos de demanda. En casos de emergencia o avería las tecnologías de la Smart Grids pueden detectar y aislar el problema, contribuyendo así a que la recuperación de la electricidad sea rápida y se desarrolle estratégicamente, por ejemplo, devolviendo la electricidad a los servicios de emergencia en primer lugar. Asimismo, al tratarse de redes bidireccionales capaces de transmitir electricidad en ambos sentidos permitiría que viviendas o negocios a través de micro generadores puedan convertirse en pequeños productores de electricidad cuándo sea requerido, ya sea en picos de demanda o cuando no se dispone de electricidad procedente de la compañía eléctrica.
En el caso del sector transporte y logística las implicaciones de la digitalización deben ser entendidas de dos formas: i) Gestión de la infraestructura, permitiendo a las autoridades respectivas un monitoreo y control de los flujos vehiculares o fiscalización en casos de cuarentena y ii) las eficiencias vinculadas al sector logístico mediante la aplicación de tecnologías como sensorización IoT, uso de GPS, Big Data y Blockchain, entre otros, que permitan automatizar procesos, facilitar la trazabilidad de la mercancía y ordenar de forma más efectiva rutas, frecuencias y esquemas de distribución ante picos de demanda.
En el sector de agua y saneamiento, además de la gestión de la red y lo flujos de recursos, la implementación de diversas tecnologías (sensorización, Big Data, gestión remota) pueden detectar fugas tempranas que impidan cortes de los servicios, así como mantener un adecuado control de variables como calidad y turbidez de los recursos hídricos, que tan relevantes resultan para los hogares y más en escenarios
de emergencia sanitaria.
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