Un empresario dinámico, de muchas facetas, pero ante todo creativo e innovador; forjador de emprendimientos que apuestan al éxito. Entre el ajetreo diario y la búsqueda de respuestas a los retos que plantean los varios negocios que atiende al mismo tiempo, Hugo Landívar Cuéllar se refugia en retazos de papel donde esboza trazos que luego se transforman en sillas artísticas.
El Grupo Landicorp, que preside desde hace 30 años, genera 200 fuentes de empleo en las empresas de comercio y servicios Mainter, Semexa, Carrera Motors, Sudamex, Rodaria y GranAlimento.
—¿Cómo surgió la idea de formar su primera empresa?
Desde que estaba en la universidad pensaba en cómo darle valor a nuestras materias primas, por eso estudié Ingeniería Química. Entonces cuando salí profesional tuve varias oportunidades y elegí trabajar en una empresa que tenía varios proyectos de inversión en la industria, la empresa Ceibo del Grupo Monasterio. También trabajé en la planta embotelladora de jugos frutales Ebba. Luego decidimos, con un grupo de amigos, formar Mainter para dar asistencia técnica a los agricultores. A los años, hicimos una inversión fuerte en la planta de investigación de genética vegetal Semexa, la única firma privada que hace investigación en soya desde el cruzamiento de variedades.
Con el tiempo nos preocupamos del transporte de granos y creamos Rodaria. El siguiente paso fue Tramontina, cuyo inicio fue con herramientas agrícolas como hachas y azadones.
Ahora, lo último es GranAlimento que produce alimentos para animales y humanos. Ahí trabajamos 24 horas al día y seis días y medio a la semana.
— Son seis las empresas del grupo ¿Qué negocio le falta para cerrar el círculo de servicios agrícolas?
No se debe decir que nunca se hará otra cosa diferente, pero a mí me gusta mucho el sector de alimentos. Desde que Bill Gates nos sentó frente a una computadora se hace menos esfuerzo físico y los hábitos alimenticios están cambiando, entonces nosotros queremos acompañar las nuevas tendencias.
— Ud. fue uno de los impulsores del biodiésel ¿por qué fracasó ese proyecto?
Hicimos una planta piloto, compramos una camioneta, la hicimos recorrer 10.000 kilómetros con biodiésel y funcionó perfecto, pero no hay una política de Estado y con los combustibles subvencionados es difícil competir. Entonces, descartamos ese proyecto.
—¿Qué aprendió del fracaso?
Usted sabe que de los fracasos es de donde más se aprende y nosotros vimos que cuando se trata de un proyecto que tiene relación con el Gobierno se genera mucha dependencia. La decisión no depende del empresario, sino del entorno que se genera entre Gobierno e inversionista, entonces hay que pensarlo muy a fondo y hacerlo de manera consensuada.
—¿Cuesta hacer empresa en Bolivia?
Sí, es más difícil hacer empresa en Bolivia por la burocracia, la informalidad, las trabas que ha puesto el Gobierno para controlar a los empresarios, están los bloqueos en las carreteras que impiden exportar, cualquier permiso que uno requiera toma su tiempo. Entonces, hay que tener estructuras mentales y organizativas para sobrellevar la situación. Además, los empresarios extranjeros no vienen a Bolivia por tanta traba, los corremos, y al final nos hacemos un daño porque podrían venir, invertir y generar nuevas fuentes de empleo.
— ¿Cree que el Gobierno controla más a los empresarios que tienen éxito?
Esa es una visión errada del Gobierno porque cualquier ser humano necesita alimentarse y vestirse. Las necesidades son las mismas. Por lo tanto, si a alguna persona le sobra el dinero entonces la va a invertir y generar empleo. La riqueza no es para guardarla, comer más, ni vestir más. Hay que hacer empresas responsables, serias, que paguen bien a sus empleados y que generen utilidades para volver a invertir.
— ¿Cómo ve la dirigencia empresarial cruceña?
Creo que la dirigencia sigue igual, pero no es culpa de los líderes que entran a trabajar con mucha ilusión, es culpa del sistema porque se encuentra con un Gobierno que lo quiere controlar todo y le deja poco margen de acción.
— Ahora, hábleme de su faceta artística…
Yo estoy con esto desde que tenía 13 años. Mis profesores de Muyurina se preocuparon porque tenga técnica y hace 10 años tuve más tiempo y surgió mi necesidad por el diseño de muebles.
—¿En qué tiempo lo hace?
Nunca mientras trabajo. Diseño en mis fines de semana cuando voy a Samaipata o cuando espero en un restaurante o aeropuerto
Perfil
Nombre Y Apellido
Hugo Landívar Cuéllar
Estudios: Ingeniería Química
Estado Civil: Casado Con Beatriz Rossell. Tienen Tres Hijos: Emilio, José Nicolás Y Roberto
Hobby: Diseño De Muebles
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