Daniel Guzmán Sancha. Consultor y capacitador
Hace unos días me sentaba, como dice Miguel Ángel Cornejo, en una piedra picuda y pensaba qué tenía que pasar para que los procesos de capacitación tengan éxito.
Las inversiones de las organizaciones en procesos de capacitación son tan importantes, que a la vez acompañan costosos programas complementarios. En muchos casos estas capacitaciones no son valoradas ni guardan correlación con su real aplicación o puesta en práctica.
Después de 10 años de capacitar al recurso humano tanto a nivel laboral, de consultoría como de pre y post grado encontré un tema que hace relación a la existencia de las tres “A” como retos a conseguir en procesos de capacitación. Estas tres “A” son conseguir que el recurso humano: asista, aprenda y aplique la capacitación.
Para que la gente asista, debemos motivar a las personas mostrándoles los beneficios de la capacitación, que la gente quiera ir, en un lugar confortable y cómodo, fuera de su lugar de trabajo. Para que la gente aprenda, debe ser un instructor capaz, competente, que mantenga la atención de la gente y maneje técnicas didácticas y pedagógicas que combine la relación entre teoría y ejemplos reales.
Para que la gente aplique, la capacitación debe ser producto de un buen análisis de necesidades, tener claro que son temas de calidad y productividad que van a mejorar su desempeño en la empresa y hacer seguimiento adecuado para verificar que las cosas en el trabajo diario sean mejores.
Finalmente, no podemos pensar capacitar sólo a los empleados de la organización, sino a ciudadanos, padres, hermanos o vecinos, situación en la que podría tener valor añadir una última “A”, de apasionamiento por lo que hacemos.
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