Cuando un amigo o un miembro de tu familia te pide dinero prestado, primero debes pensar por qué te lo piden a ti y no a alguien más. Es probable que ellos imaginen que tu negocio te genere grandes ganancias o tal vez sea porque estás estrenando casa o un auto nuevo. Lo que no ven es tu línea de crédito ni cuán pequeño es en realidad tu margen de ganancias.
Ser consignatario de un préstamo a un familiar o amigo podría sonar como una mejor idea a entregar un préstamo directamente, sin embargo esto puede terminar aún peor si algo sale mal. Como consignatario estás legalmente obligado a la deuda. Si el deudor no la paga o se va de la ciudad, te quedarás con todos los pagos, con una marca negativa en tu historial y con una amistad en pedazos. Sin embargo, esto no ha detenido a muchos empresarios de aprender, por las malas, que la familia, la amistad y las finanzas no se deben mezclar. Una vez conocí a una pareja que pidió prestado US$20,000 de un familiar. Supuestamente, el dinero estaba destinado a pagar una hipoteca, pero en lugar lo usaron para comprar iPhones y la cirugía cosmética de la esposa. Nunca pagaron el préstamo. Claramente, no todos los préstamos a familia y amigos terminan en desastre, pero el problema potencial es tan grave que debes pensar dos veces antes de decir sí. Para ahorrarte pesares, debes considerar de antemano cómo manejarás cualquier posible problema; en particular, pregúntate qué pasaría si no te pagaran el préstamo. ¿Cómo afectaría tus finanzas y tu relación?
Algunas personas simplemente deciden nunca dar préstamos personales. Si les preguntan por qué, responden “Lo lamento, pero es mi política nunca prestar dinero”.
Pero si estás pensando prestarle dinero a un amigo o familiar, es importante que tomes en cuenta estas reglas. Lo agradecerás:
1. DISCUTE OTRAS OPCIONES
¿Existen otras formas en que puedas ayudarlo? El dinero no siempre es la única solución.
2. PRESTA SÓLO LA CANTIDAD QUE PUEDAS PERDER
Es probable que no vuelvas a ver tu dinero, por lo que es esencial que nunca pongas en riesgo tu bienestar financiero.
3. SÉ CLARO CON TUS EXPECTATIVAS
Realiza un detallado plan de pagos con calendario y plazos límite. Discute con la persona a la que le prestarás qué ocurrirá si algo sale mal o si no puede pagar en tiempo y forma.
4. PONLO POR ESCRITO
Si es un préstamo a un familiar o amigo cercano seguramente prefieras no contratar a un abogado, es importante que exista algún tipo de compromiso legal o por lo menos avalado de alguna manera.
5. ENCÁRGATE DE LOS PROBLEMAS AL MOMENTO
Puede que sientas que estás siendo generoso al no enviar un recordatorio de que el pago tiene 30 días de retraso, pero únicamente estarás buscando problemas. Hazle saber al deudor que monitoreas los pagos y que estás al pendiente de los compromisos.
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