Más vale prevenir que lamentar, dice el refrán, sin embargo, muchas veces las organizaciones y sus directivos hacen caso omiso de señales claras que a todas luces alertan de la llegada de una gran tormenta corporativa, o al menos así lo señala Alcibiades Ribera, consultor financiero y docente universitario, quien a continuación da una lista de los siete errores garrafales, más comunes en una gestión en crisis.
Taparse los ojos. Lamentablemente la mayoría de las empresas hacen lo del avestruz, muchas compañías hacen caso omiso del problema y recién sacan la cabeza del hoyo cuando es demasiado tarde.
Negar el problema. Admiten la existencia de un conflicto pero, otra vez, se rehúsan a admitir que sea serio. Parafraseando se puede encontrar frases como “no es nada grave, podemos encargarnos de eso”.
Minimizar el problema. Finalmente reconocen y admiten el aprieto pero aseguran que la empresa no tiene gran responsabilidad en el asunto.
Inducir al error. Las verdades a medias que empiezan a dar, solo provocan que se caiga en muchos errores.
Mentir. Cuando las corporaciones caen en la cuenta de que no funcionó decir algo literalmente cierto para inducir a la desinformación, optan por mentir.
No revelar la magnitud del problema. Cuando las firmas revelan poco a poco o a “cuenta gotas” los hechos críticos del problema pero no la totalidad del asunto, los periodistas investigan más y más, y al encontrar detalles ocultos, aparecen más notas polémicas para las empresas.
Buscar culpables. Las empresas buscan responsabilizar a otras compañías o a terceros y no asumen los errores cometidos. La alta dirección opta y se escuda en su ineficiencia, soberbia o angurria de poder para culpar a otros.
Al superar la crisis la empresa queda más fortalecida
Según Róger Lino, consultor independiente de Finanzas, hay que saber gestionar la crisis pensando en el valor que pueden representar para la empresa. Las organizaciones que saben superar las crisis salen bien fortalecidas. Sus estructuras se hacen más resistentes, ganan conocimiento y están bien preparadas para beneficiarse de los períodos de expansión. Las crisis eliminan competidores más débiles y dejan más mercado para aquellos que saben superarlas. Hay que aprovechar las crisis para fortalecerse. Se tienen que corregir los errores y las debilidades de la empresa, y tratar de rodearse de un buen equipo de profesionales, fomentar cambios y digerir innovaciones potenciales.
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