El primer paso es crear nuevos espacios de consumo o predecir las tendencias de un sector. El segundo es centrarse en la idea global, no en los números, es urdir una verdadera estrategia transformadora, pensar más en alejarse de la competencia que en complicarse con números en una fase inicial. En tercer lugar, ir más allá de la demanda existente, a pesar de que el universo de no clientes normalmente ofrece grandes oportunidades para instituir océanos azules, son escasas las empresas que se preocupan por conocer sus características con el fin de tratar de atraerlos y convertirlos en clientes.
En cuarto lugar, hay que asegurar la viabilidad comercial del océano azul; es decir, que se debe reducir el
riesgo que entraña la implantación
de una estrategia de este tipo y responder a la pregunta si obtendrán los clientes una utilidad excepcional con esta nueva propuesta.
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