martes, 22 de febrero de 2011

Compras Compulsivas, alegría que dura poco

Las compras compulsivas son uno de los más graves problemas para los adultos y que pueden dejar en bancarrota a toda una familia. Si usted posee ropa o zapatos que nunca usó, si compra maquillaje o Cds cada semana, es posible que sea un comprador compulsivo.

Los impulsivos. Con frecuencia se utiliza el término de 'compra compulsiva' para referirse al acto de adquirir cosas que no necesita sin haberlo planeado, pero existe una diferencia entre el impulso y la compulsión que es un problema no sólo de finanzas, sino de salud mental mayor.
Los compradores impulsivos pueden planificar y tener claro lo que necesitan, pero su comportamiento cambia cuando van de compras. Si sólo habían planeado comprar dos artículos, terminan con diez, pues las ofertas y la disponibilidad de productos les hizo sentir en ese momento que los necesitaban. Esta conducta es generada por un estímulo externo, ya sea la publicidad, las novedades, las ofertas o la sugerencia de las amistades.

Las compras compulsivas. Son aquellas motivadas por impulsos irresistibles de comprar frecuente y desordenadamente, sin siquiera pensar si lo que adquiere es necesario o apegarse a un presupuesto, para obtener una gratificación o estímulo. Esta actividad afecta la calidad de vida personal y familiar, por el endeudamiento desmedido que puede concluir en la bancarrota, pero, sobre todo, se trata de un asunto de salud emocional.

Alegría pasajera. Según estudios psicológicos, quienes sufren de esta compulsión manifiestan cierto grado de angustia: van a los almacenes cuando se sienten tristes, solitarios, enfadados, frustrados, irritables, o bajo cualquier sensación de vacío interior, por alguna frustración o fracaso.
Los compulsivos se sienten felices comprando, pues al adquirir productos sienten satisfacción inmediata, sencilla y tangible; sin embargo, después llega la depresión, cuando se dan cuenta de todo lo que gastaron y los problemas que implica. Las compras se vuelven descontroladas por lo efímero de la sensación, que busca prolongarse.
Esta actividad puede acarrear sentimientos de culpa, debido a que los objetos comprados no llenan un vacío, debido a otra causa ajena a las cuestiones materiales. La compra compulsiva no parece una enfermedad, pero responde a un estado emocional, que no deja huellas físicas, pero deteriora la salud mental y financiera de quienes la sufren.

ALERTA
Controlando al comprador interno

Entre la compra impulsiva y la compulsiva puede existir mucha distancia o tan sólo unos pasos; mucho depende del estado emocional, de la capacidad de plantearse metas y proyectos y realizarlos, así como de la fortaleza para resistir las presiones y el estrés de un mundo mediatizado que fomenta el consumo.
Tanto la compulsión como la impulsividad se dominan. Es muy fácil ser impulsivo, lo importante es saber dominar el impulso y no que ocurra al revés.

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