La preocupación por la calidad de vida ha existido desde tiempos inmemorables. Sin embargo, la aparición del concepto como tal y la preocupación por la evaluación sistemática y científica del mismo es relativamente reciente.
La inquietud que hoy surge es cómo afecta la industrialización y los grandes cambios en la concepción de urbanismo, en la calidad del nivel de vida de las personas y familias.
La definición de calidad de vida parte de un concepto integrador que comprende todas las áreas, hace referencia a condiciones objetivas como a componentes subjetivos. En este sentido, es que podríamos definirla como la satisfacción experimentada de condiciones vitales (combinando condiciones de vida + satisfacción personal).
Diferenciaremos dos enfoques en este concepto. Uno cuantitativo, cuyo propósito es operacionalizar la calidad de vida con diferentes indicadores: sociales, (se refieren a condiciones externas relacionadas con el entorno como la salud, el bienestar social, la amistad, el estándar de vida, la educación, la seguridad pública, el ocio); psicológicos, (miden las reacciones subjetivas del individuo a la presencia o ausencia de determinadas experiencias vitales); y ecológicos (miden el ajuste entre los recursos del sujeto y las demandas del ambiente).
El segundo enfoque es cualitativo porque adopta una postura de escuchar a la persona.
¿Por qué es importante la calidad de vida? La respuesta está relacionada a que es un principio organizador que puede ser aplicable para la mejora de una sociedad como la nuestra, sometida a transformaciones.
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