miércoles, 2 de agosto de 2017

Juan Valdivia, el empresario “modelo 50 que sigue invirtiendo”

CUATRO DÉCADAS HACIENDO EMPRESA

Bolivia es un país para seguir invirtiendo y generar empleo, dice Juan Valdivia Almanza, un empresario que asegura que desde que retornó a su tierra no ha dejado de invertir en diferentes rubros.

Valdivia es un quillacolleño que en 1969 migró a Brasil, donde vivió 12 años, tiempo en el que no solo se graduó de ingeniero agrónomo sino que también hizo capital para volver a Bolivia y hacer empresa.

En medio de vehículos último modelo de Honda, marca de la que tiene la representación en Cochabamba, Valdivia contó un poco de su historia, de sus pasiones, sus inversiones y sus proyectos.

Un tanto cauto, pero orgulloso de las empresas que tiene solo en Cochabamba, dijo que una de sus últimas inversiones fue precisamente Honda, una importadora de la famosa marca japonesa de vehículos que en poco tiempo ha logrado repuntar sus ventas y presencia en el mercado cochabambino.

"Ahora estamos con algunos proyectos más. Pensamos incursionar

en el mercado inmobiliario y en el de servicios, dos áreas interesantes que de a poco lo haremos", afirma Valdivia al comentar, entre risas, que aún tiene mucho por hacer, aunque es un "modelo 50", por haber nacido en 1950.

El quillacolleño comenzó hacer empresa en Brasil, a donde migró en 1969, pocos años después de que su hermano mayor Darío lo hiciera.

"Me fui a estudiar así como lo hicieron mis otros hermanos (Darío, Freddy, Hugo -fallecido-, Yolanda, Nelly y Nicolás). Allí también comencé a trabajar. Empecé en un empleo ganando 2.500 cruceiros y terminé siendo el gerente de la empresa Manha".

Ya en 1977 decidió emprender su propia empresa junto a sus hermanos con quienes hizo sociedad y decidió invertir en la agricultura y la construcción de departamentos.

En ese tiempo, asegura que trabajó "duro", pero ni las altas temperatura del país carioca ni las largas jornadas que implicaba impulsar el crecimiento de las plantaciones de soya, arroz, trigo, entre otros, impidió que Valdivia y sus hermanos hicieran que su empresa salga adelante.

Sin embargo, un día de 1981 tomó

la decisión de volver a Quillacollo, la tierra que lo vio nacer y donde había dejado a sus padres Felipe Valdivia

e Isabel Almanza.

"El Juan se ha vuelto loco, se quiere ir, dijeron mis hermanos, quienes no podían creer la decisión que había tomado. Y es que extrañaba a mis padres, a mi tierra, a mi gente".

Fue así que ese año, Valdivia retornó a su tierra y creó la empresa de fertilizantes Agrobol, un negocio que comenzó con la instalación de una tienda en la tradicional Cancha de Cochabamba y de a poco se expandió al Valle Alto y luego Santa Cruz. Hoy, Agrobol es una de las mayores distribuidoras de fertilizantes del país.

DONAL, LA NUEVA APUESTA

En su afan de seguir creciendo, el empresario decidió dar un giro de 360 grados e invertir en el rubro de servicios. Fue así que en 2003 decidió abrir la heladeria Donal, un negocio que asegura comenzó con el pie derecho así como otros emprendimientos que realizó tanto en Bolivia como en Brasil.

Sonriente, recuerda cómo el 27 de mayo de ese año, cuando inauguró Donal, los productos que ofertó se acabaron en "un cerrar de ojos".

"Mi esposa, María Luz Zambrana, no sabía qué hacer porque los clientes le seguían pidiendo. Entonces, le dije que no se afligiera sino que diera gracias a las virgencitas de El Carmen y Urcupiña porque nos había ido bien".

INCURSIÓN EN LA POLÍTICA

Tres años después de emprender Donal, Valdivia decidió incursionar en la politíca como candidato uninominal del Movimiento Al Socialismo (MAS) por Quillacollo.

"Gané y tuve que irme a La Paz a cumplir como diputado. Fue entonces que dejé a mi esposa y mi hija Camila, de apenas 16 años, a cargo de Donal".

Años después y ya de retorno en Cochabamba, "sin muchas vueltas adquirí el complejo que hoy es El Cortijo, donde está la heladería, el restaurante y el pub, negocios que son manejados por mis dos hijos, Eduardo y Samuel".

Valdivia comenta que hoy todos sus hijos tienen trabajo y son responsables de su destino. "Les dije que aquí todos trabajan, sino no hay Navidad, Año Nuevo y otras cosas. En mi casa manda la democracia" (ríe).

"Los jóvenes deben educarse, tecnificarse; tienen que ser buenos economistas, no gastar mucho y también aprender la parte legal para hacer las cosas bien. Debe existir credibilidad, hay que ser sinceros y crear confianza en la gente".

Sobre sus futuras inversiones, Valdivia comenta que Donal comienza a expandirse. Hace un tiempo adquirió un terreno en el sector de la Isabel la Católica, en La Paz, donde hoy se viene construyendo una gigante heladería. “Queremos seguir creciendo y estoy seguro que así lo haremos”.

Sobre sus negocios en Santa Cruz

y otros departamentos del país, así

como los que aún tiene en Brasil,

el empresario quillacolleño dice que prefiere contarlos en otra oportunidad.

Por ahora, su prioridad es Cochabamba, donde ya tiene planes y que pronto los revelará.

Devoto



Juan Valdivia

Almanza es un devoto tanto de la Virgen de Urcupiña como la de El Carmen.

Su devoción, dice que no es de ahora sino viene desde sus padres, quienes encomendaban siempre por la salud y protección de todos sus hijos.

Asimismo, asegura que es un cochabambino de cepa, aquel que le gusta comer el quesillo, el k’allu, la llajua, el picante de pollo y otros platillos criollos, pero siempre con una tutuma de chicha.

También le agrada la sopas al estilo qhochala.

Anécdota



La vida del empresario dice que está llena de anécdotas. Recuerda que hace años casi tuvo que obligar a sus padres, Felipe e Isabel, a viajar a Brasil para que hiciera mejoras en la vieja casita que tenían en Quillacollo. “Cuando vieron que estaba haciendo cambios se asustaron,

entonces con mis hermanos les

pedimos que viajaran para que tranquilamente pudiera transformar y regalarles una nueva casita por todo lo que ellos habían hecho por nosotros”.

Evo



Juan Valdivia no esconde su afinidad con el partido de Gobierno ni su amistad con el presidente Evo Morales y otras autoridades, a quienes conoció a principios de 2000.

No por nada, sostiene que lo invitaron a ser candidato a la diputación por Quillacollo.

Cree que en estos 11 de años de Gobierno del MAS, el país ha crecido y se ha potenciado como nunca antes.

El empresario llama a seguir invirtiendo y a confiar en el país, porque solo así habrá más

empleo para los

bolivianos.

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