martes, 11 de octubre de 2016

Alberto Bonadona: «Bolivia debió haber creado un fondo de estabilización»

BALANCE | EL RECONOCIDO ECONOMISTA EVALÚA LOS ACIERTOS Y ERRORES DEL GOBIERNO EN EL MANEJO DE LA ECONOMÍA DURANTE LA DENOMINADA “ERA DEL GAS”.

OH!: En la economía boliviana hoy hay estabilidad. Sin embargo, también están claras una marcada baja de los ingresos por exportaciones del gas y la falta de un aparato productivo que compense esa baja. ¿Qué tan cerca de una crisis económica se encuentra el país?

Es necesario distinguir dos cosas: primero, lo que es resultado de una condición particular que ha cambiado y afecta a toda la economía, como es la caída de los precios de todas las materias primas. Esto se ahonda a partir de julio de 2014 y hasta ahora no hubo una efectiva recuperación. Segundo, lo que se considera una recesión. Bolivia no está en una recesión, recesión significa tener cifras negativas de las variaciones del Producto Interno Bruto (PIB) real durante 6 meses. Eso no pasa en Bolivia, más aún, el país va a presentar cifras positivas en su tasa de crecimiento del PIB real. Sin embargo, de que Bolivia está en una crisis, como resultado de un shock de la demanda de sus principales productos de exportación no me queda la menor duda.



OH!: ¿En qué lugar considera que el hilo de la estabilidad económica boliviana está más delgado?

Podríamos ir al revés. El hilo más fuerte de la estabilidad boliviana se encuentra en la gran cantidad de Reservas Internacionales Netas (RIN). El auge de las materias primas le ha permitido acumular a Bolivia una cifra de tal magnitud que, junto con China, estaba entre los países con mayor cantidad de RIN en relación al PIB. El tener Reservas Internacionales por cerca del 50 por ciento frente al Producto Bruto Interno resulta algo extraordinario. Bolivia nunca había tenido tanta reserva. Y esas RIN se convirtieron en la base, el fundamento, de la estabilidad económica.

Sin embargo, frente a esta estabilidad económica lo que tenemos es una especie de pirámide invertida. Allí, esa punta de la pirámide es el tipo de cambio. Es un tipo de cambio fijo que no ha sido definido de manera precisa como una política que Bolivia debía seguir para lograr sus objetivos. Por el contrario, la economía boliviana se ha visto inmersa en generar un tipo de cambio fijo, aunque oficialmente siempre se haya hablado de un tipo de cambio deslizante que se iba ajustando de acuerdo a las operaciones del “bolsín”. Pero, en este momento, el bolsín no podría depreciar el boliviano sin hacer caer el conjunto de la pirámide.



OH!: ¿De qué elementos está compuesta esa pirámide invertida?

Principalmente por una política monetaria muy estable y una tasa de inflación muy baja. También está la gran fortaleza de la banca que nunca estuvo tan fuerte en la historia boliviana. Está muy sólida y con una gran cantidad de reservas. Finalmente, en esa base está la bolivianización de la economía. Ésta ha permitido que Bolivia sea una economía capaz de realizar operaciones bancarias para manejar el mercado interno sobre la base de bolivianos. Hoy uno puede comprar una casa a crédito consiguiendo el préstamo en bolivianos y pagarlo en bolivianos. Prevalece el uso de la moneda nacional, es una solidez que no tienen otros países que se hallan altamente dolarizados.

Todo esto ha hecho que el país todavía continúe creciendo, se genere una sensación de confianza en el público, aunque la base de esta estructura son las Reservas Internacionales que en este momento van reduciéndose. Ahora esa reducción no es tan acelerada que alarme. Puede tomar un tiempo, mientras se observan atisbos de una recuperación de la economía de EEUU. Y China, tal vez de acá a seis meses, muestre una importante mejora.

Esto permitiría una recuperación de los precios de las materias primas, aunque no creo que jamás se vuelva a tener cotizaciones de 140 dólares por el barril de petróleo. Pero sí empezarían a empujar los precios de las materias primas más importantes que tiene la economía boliviana.



OH!: En ese tiempo de espera de la recuperación de la economía mundial y, paralelamente, debilitamiento de la boliviana, ¿qué tan sostenible es esa pirámide invertida?

Es bastante sostenible porque no necesitamos devaluar. Algo interesante es que mientras nosotros tenemos un cambio fijo respecto al dólar, el dólar mismo está devaluándose frente a otras monedas. Paralelamente, no precisamos devaluar porque tengamos un gran aparato de exportación. Nuestro aparato de exportación es pequeño y esas pequeñas empresas de exportación manufactureras mantienen sus precios en dólares. Por ejemplo, se exportan joyas y el precio del oro bajó. Eso hasta le conviene a esa industria porque puede vender sus manufacturas a un precio más o menos ya establecido internacionalmente.

Otro aspecto: podrían ingresar productos que se han abaratado por las devaluaciones de nuestros vecinos. Sin embargo, por ejemplo, Brasil devaluó su moneda 25 por ciento, pero su inflación interna llegó a 30 por ciento. Entonces ese fenómeno se neutralizó respecto a nuestra economía.



OH!: Pero hay otros productos que sí deben estar amenazados

El sector que sí está afectado por estas devaluaciones son las confecciones. Bolivia difícilmente llegará a ser un gran productor de confecciones, salvo que ingrese a la producción de tejidos, y luego confecciones, altamente especializados como con la alpaca o la vicuña, con la que ya se ha hecho algo. Son productos destinados a sectores de altísimos niveles de ingresos en el mundo que ya existen.

Hay otros productos donde somos competitivos. Lamentablemente no se hizo buena labor en el caso de la quinua para la que ya tenemos competidores hasta en Australia y con producción creciente. Pero hay una serie de productos que se podrían explotar en Bolivia para los que el tipo de cambio puede mantenerse fijo porque estaríamos exportando en dólares. Eso ocurre con la cañahua, el amaranto, el tarwi, el cayú, el copoazú, palmeras y, en general, la biodiversidad boliviana. Se podría lograr un mejor tipo de producción. Con esa clase de exportaciones podríamos mantener por mucho tiempo el tipo de cambio.



OH!: Vemos que gran parte de los países del continente, Brasil, Argentina, Venezuela… ya entraron en crisis agravadas, con excepciones en Ecuador y Bolivia. ¿Qué de bueno hizo el Gobierno boliviano o qué factores influyeron para que acá haya estabilidad y crecimiento?

Lo mejor que ha hecho Bolivia es una política monetaria de gran prudencia. Es decir, acá no se ha agarrado el dinero para gastarlo como locos. Ahora, una cosa es ser prudente y otra cosa es invertir todos esos recursos de forma mucho más eficiente. Es como la parábola de las mujeres a las que les dan los talentos. A Bolivia se le dieron los talentos. Luego, en vez de utilizarlos con la mejor propuesta, se guardó una parte, otra parte se gastó no del todo bien, y otra se despilfarró. Se despilfarró en gastos como el avión que se le compró al Presidente, algo excesivo para un país tan pobre como el nuestro.

No se desperdició todo el dinero. Sin embargo, lo que se debía haber hecho con los recursos de los excedentes que generaron las exportaciones de los hidrocarburos era uno o dos fondos de estabilización.



OH!: ¿Así como Noruega, Chile y algún otro país?

Sí. En el caso de Noruega lo más importante es que se reconoce que los precios de los hidrocarburos son volátiles. Se reconoce de inicio que ese precio va a subir y luego va a caer. Entonces para evitar el golpe que viene después se dice: “Vamos a guardar esta plata, nos va a dar un rendimiento y después recién empezaremos a gastarla. Pero lo otro nos da la estabilidad que necesitamos”. Es decir, la estabilidad de esa plata sirve para mejorar las condiciones de vida, pero no ese dinero directamente.

Ahora, en Bolivia una parte se guardó, pero otra ha ido también de crédito a las empresas estatales. Lo positivo de eso es que las empresas realizan inversiones paulatinas. Pero son créditos que están en torno al 1 por ciento de interés, demasiado bajos. Cobrarle 1 por ciento a YPFB es subvencionar a una empresa que de hecho va a ganar dinero, lo propio con ENDE o Entel. No tiene sentido cobrar tan bajo cuando eso podía haber redundado en mayor rédito para los recursos que son de todos los bolivianos. Incluso, podía haberse hecho eso con la visión de consolidar, precisamente, el fondo de estabilización.

En suma, hubo cierta prudencia, pero se puede, a la vez de ser prudente, manejar recursos de manera rentable, y con un alto grado de seguridad.



OH!: En ese escenario, deuda china más megaobras sin seguridad rentable, estilo El Bala, ¿no son la amenaza de un hachazo a la estabilidad?

Sí, exactamente. Ocurre que, frente al riesgo de reducción de las reservas, el crédito chino es una forma de cuña para frenar una reducción muy acelerada. Sin embargo, los créditos de la China, comparativamente hablando, son más caros que cualquier crédito de otros países industrializados. Por ejemplo, en este momento, Japón tiene créditos con tasas negativas. Ahí sólo es cuestión de ver cómo conseguir los créditos japoneses.

El otro aspecto es que el crédito de la China viene atado al producto chino, que no siempre es de buena calidad, y además a la empresa. Algunas de esas empresas son pequeñas y además no tienen la solvencia adecuada, tal es el caso de la Sinosteel que está viniendo al Mutún. En suma, la deuda externa sirve de cuña frente a la reducción de las Reservas, pero no está siendo dirigida al mejor resultado productivo, como se desearía.



OH!: ¿Qué opina del traspaso del sistema de pensiones de las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP) a la Gestora estatal? ¿No cree que haya riesgos?

El único gran riesgo en ese cambio es que, aprovechando de que se trata ya de una empresa estatal, se quiera de manera más expedita usar los recursos de los afiliados. Pero ese riesgo siempre ha existido, no es nuevo. Con las AFP o sin las AFP hay el riesgo.

El mayor peligro en el manejo es que se le permite ahora hacer inversiones en MyPes (Medianas y Pequeñas empresas). No son inversiones en títulos valores, son préstamos. Se le está pidiendo a la Gestora Pública que actúe también como banco, y ni siquiera como un banco grande, sino como de microcrédito. Son inversiones no seguras, de altísimo riesgo y parecería ser la invitación a un segundo “Fondo Indígena”.



Perfil
Alberto Bonadona Cossío

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Alberto Bonadona Cossío
Alexis Solaris T.

Es doctor PHD en Desarrollo Económico y Desarrollo Internacional, graduado en la Universidad de Pittsburgh. También es consultor internacional en sistemas de pensiones. Ejerce la cátedra universitaria como docente emérito de la Universidad Mayor de San Andrés. Y actualmente ocupa el cargo de Secretario Académico de esa casa de estudios superiores.

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