Todos tenemos una cuenta en el banco y acoplarla con la de nuestra pareja nos hará llevar una vida sin discusiones.
Cuando se lleva una relación de pareja, los problemas de dinero pueden ser el obstáculo que haga detonar la mecha de los problemas en el hogar. ¿Cómo podemos evitarlo? Principalmente, hablando del problema. Ambos deberán conocer el estado financiero, de esta manera se manejará mejor la situación. Uno de los dos puede ser tan ahorrador que no sale de vacaciones salvo a casa de la familia, que realiza llamadas perdidas esperando que le devuelvan la llamada y retrasa al máximo el encendido de la calefacción. En cambio, su pareja puede no dejar de sucumbir a comprar lo que desea y, en ocasiones, usa el dinero que no tiene. Así pueden surgir los problemas.
¿CÓMO RESOLVEr EL PROBLEMA?
Lo fundamental es encontrar el punto medio entre el ahorro y el gasto sano. El ahorro está más que justificado cuando se destina a un bien concreto, por ejemplo la compra o alquiler de una vivienda, o previsión para el futuro (un seguro de jubilación o un plan individual de ahorro mensual).
Igual que está justificado el gasto puntual y no reiterado, siempre que no sea superior a nuestras posibilidades económicas. El gasto no debe poner en riesgo nuestra vida en pareja. Debe forme parte de del ocio, como una cena, un regalo, unas vacaciones.
Las ventajas de hablar
Nuestro pasado influye en nuestro presente. Conversar sobre lo que es relevante para cada uno llevará a conseguir acuerdos y evitar conflictos.
el inconveniente
No es fácil analizar cuál es el tipo de relación que cada uno mantiene con el dinero, y menos la que tiene tu pareja con sus recursos monetarios.
Requiere mucha paciencia por parte de aquel que busca hablar y establecer un equilibrio... ¡Ánimo!
Claves
Un buen modo de conseguir nivelar los gastos o el ahorro excesivo de uno de los miembros de la familia es pensar en común. Eso se consigue estableciendo objetivos similares, teniendo un presupuesto y adaptándose al mismo de común acuerdo. Estos tips ayudarán a la pareja a encontrar metas conjuntas.
Tanto si somos derrochadores como si nos cuesta mucho desprendernos del dinero, deberíamos pasar a otro estado: el del inversionista. Conseguirlo no es fácil, pero el resultado será óptimo.
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