martes, 23 de agosto de 2016

El ahorro dentro de las finanzas personales

El distinguido lector de esta Columna coincidirá conmigo en que una realidad innegable en nuestro país es que la educación en finanzas personales que recibimos en el colegio o en la universidad deja mucho que desear.

La mayoría de las personas que conocemos gestionan su dinero de manera poco apropiada y tienden a endeudarse fácilmente poniendo en riesgo su patrimonio y el de su familia. Es por ello que una educación financiera básica en nuestra comunidad es de suma importancia para que tengamos finanzas familiares sanas y podamos optimizar el uso del dinero, considerando la planificación adecuada de nuestros ingresos, gastos, ahorros o inversiones.
De esa manera, distinguidos lectores, en esta ocasión comparto con ustedes algunas ideas básicas sobre cómo lograr ahorrar.

Cómo comenzamos
Suponiendo que cada uno de nosotros puede generar ingresos propios o tiene un sueldo fijo, ya hemos cubierto la mitad del camino para poder ahorrar. Mensualmente, una parte de los ingresos que percibimos la podemos destinar al ahorro, dependiendo de los gastos fijos que enfrentemos todos los meses, como ser el alquiler, el agua, la luz, el teléfono, internet y otros similares.

Hay personas que, como dice mi sabia madre: "llegaron al mundo con la marraqueta bajo el brazo” y pueden ahorrar más de la mitad de sus ingresos ya que son emprendedores o profesionales jóvenes (o no tan jóvenes) que no tienen muchos gastos fijos pues viven aún en la casa de sus padres y comen de la olla grande; pero, por otro lado, hay personas que viven apretadamente y no pueden generar ahorros todos los meses, pues tienen que cubrir gastos fijos altos, como por ejemplo muchas madres y padres de familia con hijos pequeños en edad escolar.

En esa línea, inicialmente es de vital importancia evitar tener muchos gastos no necesarios en nuestro diario vivir, como por ejemplo todos aquellos productos tentadores que nos pudieran llamar la atención en vitrinas rimbombantes con grandes letreros de "en liquidación” por 20%, 30%, o 40% del precio original. Para tomar la decisión de comprar o no este tipo de productos, uno deberá responder honestamente a tres preguntas: La primera es si el producto, prenda de vestir o accesorio tecnológico es indispensable para nosotros, o si es sólo un gustito o un capricho. Si la respuesta es que es sólo un gusto, se puede decidir prescindir de la compra.

La segunda interrogante deberá ser cómo se pagará por la nueva adquisición. Si es en efectivo, tenemos un mecanismo de control que es nuestra disponibilidad inmediata de dinero, pero si es a crédito (o con tarjeta de crédito) tengamos cuidado, pues muchos de nosotros nos manejamos con las tarjetas como pudieran hacerlo los monos con ametralladoras.

Finalmente, debemos reflexionar sobre el grado de satisfacción y de utilización de nuestra flamante compra. Si la satisfacción del uso y la cantidad de veces que utilizaremos nuestro nuevo accesorio son bajas, quizás tengamos que repensar la compra, pues en muchas ocasiones nos hacemos de cosas para que al final las usemos una o dos veces al año y queden olvidadas al fondo del ropero o de algún cajón en nuestro escritorio.

Si después de hacer el análisis planteado, el paciente lector aún decide efectuar la compra, debe estar consciente de que la hizo en detrimento de otros gastos, por lo que es recomendable que lleve el registro de sus egresos, los contraste con sus ingresos y no termine el mes "rascando sus bolsillos” con cuentas sin pagar.

Endeudarse por cosas no necesarias
El dinero es muy difícil de ganar pero fácil de gastar, por ello hay que evitar endeudarse para comprar cosas innecesarias como un primer paso para una vida financiera sana.

En esa dirección, ahorrar mensualmente un porcentaje determinado de los ingresos es una buena práctica para generar una cultura de ahorro en nuestra familia.

Más aún, una estrategia recomendable es involucrar a nuestras hijas e hijos en la planificación financiera, haciéndoles entender las prioridades comunes de cubrir costos fijos como ser sus estudios, gastos de la casa, o cancelar préstamos, entre otros. De esa forma, es importante dar el ejemplo a los pequeños de que no hay que utilizar el dinero "ligeramente” comprando compulsivamente en grandes cantidades; más bien es necesario definir prioridades e identificar lo necesario de lo deseado, estableciendo objetivos alcanzables de ahorro para poder comprar bienes de calidad que puedan satisfacer nuestras necesidades y, en algún caso, nuestros gustos.

De esta forma, dentro de nuestra familia y comunidad podremos generar conciencia sobre el valor del dinero, cuánto cuesta ganarlo y cómo puede ser gastado de manera responsable.

* El autor, economista, es especialista en
estrategia financiera.

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