domingo, 14 de agosto de 2016
Carlos, el hombre del hotel cinco estrellas y una bodega premiada
Está sentado sobre un sillón ejecutivo frente a su escritorio, su oficina es amplia, viste ropa casual bien combinada e irradia una tranquilidad que contagia. No pone peros antes de la entrevista y con una soltura de alguien “que las pasó todas”, accede a contar su historia.
Se trata, aunque él lo niegue, de uno de los empresarios más destacados que tiene actualmente el departamento y que de una manera silenciosa ha logrado hacer conocer el nombre de Tarija en el mundo. De hecho, ha sido el artífice de que este pedacito del sur del país tenga las condiciones necesarias para codearse con personalidades de talla mundial.
El entrevistado en esta ocasión es Carlos Antonio Molina, quien asumió el mando de las bodegas Kuhlmann desde muy joven, hecho que le permitió consolidar con el pasar de los años, uno de los destilados más premiados de esta tierra: el singani Los Parrales.
Empero, es también la persona que junto a su madre se aventuró a construir el único hotel de cinco estrellas de Tarija: el hotel Los Parrales. En éste se alojaron casi todos los presidentes de Sudamérica, así como estrellas de la música internacional y grandes empresarios del mundo.
Casado con Ana María Conzelmann y padre de cuatro hijos, tres mujeres y un varón, le tocó asumir la responsabilidad de manejar una empresa (Bodega) a sus 23 años, debido al fallecimiento de su padre, Franz Kuhlmann, quien perdió la vida al mes de que Carlos logró titularse como enólogo en Argentina.
Con ese golpe decidió continuar, junto a su madre, el legado que su padre le dejó y que había comenzado antes de 1930. Pero además, tomó una decisión que le ayudó a continuar en este proyecto desde ese entonces, pues se casó con Ana María tras la muerte del gestor de la bodega.
Él afirma que ésta fue una de las mejores decisiones que tomó en su vida, pues hoy al estar próximo a sus 40 años de casado, admite que su compañera le ayudó a sobrellevar ese reto, pero también consolidó una familia, que es la que ahora lo respalda en el manejo de ambas empresas.
Así, empezó a trabajar con la bodega desde el año 1977, aprendiendo sobre la marcha, la administración de una empresa, ya que sus conocimientos profesionales eran meramente técnicos y relacionados con la producción y/o elaboración de vinos y destilados.
Nacimiento del hotel
Los Parrales
Mientras la bodega seguía su curso normal bajo su mando, su madre sintió la necesidad de tener una vida más activa y debía distraerse tras la muerte de su esposo. De esta manera, tomaron la determinación de convertir su casa en el primer hostal de Tarija.
Así en el año 1984 consolidaron el Hostal Costanera, que se encuentra ubicado sobre la avenida Víctor Paz y la calle Juan Misael Saracho.
Con el pasar de los años, el hostal fue teniendo más requerimiento y por ello los propietarios vieron importante el ampliar el negocio; sin embargo, como Carlos pensaba que toda ampliación sin planificación previa no tiene buenos resultados, optó por construir un nuevo hotel, que en sus inicios estaba previsto que sea de cuatro estrellas.
En ese momento, no tenían el capital suficiente para comenzar el emprendimiento, por lo que se hizo socio con un amigo y sacaron un préstamo del banco. Así comenzó el sueño; empero, Molina afirma que “iniciaron mal”, pues el banco Bidesa quebró y debido a eso, la obra del hotel estuvo paralizada por casi un año, hasta que otro banco compró la deuda para permitirles seguir el proyecto.
Debido al problema, Molina y su amigo se dieron cuenta que sólo uno de ellos podía continuar el emprendimiento, así que Carlos decidió seguir. Trabajó con el banco Mercantil, que es el primer banco que compró la deuda hasta que su deuda fue comprada nuevamente, pero esta vez por el Banco Nacional de Bolivia, que es la entidad financiera con la que trabaja actualmente desde hace 10 años.
Carlos no se arrepiente de la decisión de haber construido el hotel; sin embargo, dice que se “ha equivocado”. Sin duda, la afirmación sorprende y la pregunta es prácticamente ineludible. ¿Por qué?
“Porque ya son 17 años y sigo en deudas, ¿te das cuenta? Ese proyecto se debería pagar en 10 años pero ya hice el año 17 y todavía faltan tres años más para lograr consolidarlo. Ése es un proyecto que tardará más de 20 años en pagar su crédito. Digo que me he equivocado porque si hubiera hecho el proyecto en otro lado éste se hubiera pagado en 10 años”, explica.
Agrega que está seguro de que si la inversión la hubiera hecho en Santa Cruz, los réditos hubieran sido mejores.
Sin embargo, Carlos Molina está consciente de que Los Parrales es el mejor hotel de Tarija y es el que ha permitido que se realicen grandes eventos en el departamento. Por eso, dice que a pesar del factor económico no se arrepiente de su decisión; empero deja claro que todo eso se ha logrado bajo una fuerte presión financiera, que cae sobre el mismo hotel.
Pero también Carlos revela que de sus dos empresas, la más complicada de manejar es el hotel, pues es un negocio que trabaja para satisfacer las demandas de los huéspedes, pero además, debe estar abierto las 24 horas del día, durante los 365 días del año. “En cambio, la bodega yo la abro con llave, la cierro con llave y apago las luces”, detalla.
Empero, pese a todo esto, asegura que hoy está satisfecho con la evolución de sus dos empresas y más aún cuando tiene en la memoria dos hechos que casi le quitan la vida, pero que afortunadamente pudo superarlos. Molina sufrió dos afecciones al corazón, un infarto y la secuela del mismo, que le ocasionaron dos intervenciones quirúrgicas obligatorias para poder sobrevivir.
Un distanciamiento
Debido a los problemas de salud, poco a poco Carlos está dejando el trabajo arduo, tanto en la bodega como en el hotel. Dice que desea descansar y pasar la posta a sus hijos, quienes pasaron a administrar ambas empresas.
Su hija mayor y su hijo están a cargo de la bodega, mientras que sus otras dos hijas del hotel. Empero, aclara que no puede alejarse del todo de sus negocios y dice que se mantendrá vigente a través del directorio, que es el sitial desde donde seguirá el desarrollo de sus empresas.
LOs verdaderos artífices de los emprendimientos
Padres
Carlos demuestra estar orgulloso de sus padres, pues su papá fue quien consolidó la bodega pese a todas las complicaciones que tuvo en su vida. Y su madre, fue la que siguió junto a él, el legado que dejó el artífice de la empresa, para después aventurarse a construir el hotel
Hotel
Carlos asiente que de las dos empresas, la más complicada de manejar es el hotel, pues ha sido la que más trabajo le costó consolidar, pero además, es en la que más esfuerzo se invierte, al ser un negocio que debe estar abierto 24 horas, los 365 días del año
Bodega
Tras haber tenido diferentes sedes, finalmente la bodega Kuhlmann se instaló en la zona de El Portillo, donde recientemente se consolidó una infraestructura nueva que próximamente será abierta al público para que puedan conocerla y degustar de sus productos
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