sábado, 5 de noviembre de 2016

Jorge Velasco "Somos muy emprendedores, pero no innovadores"



Jorge Velasco Tudela lleva más de tres décadas promoviendo la innovación en Bolivia a través de programas y proyectos en universidades y fundaciones. Desde hace 10 años impulsa el concurso Innova Bolivia, destinado a fomentar las buenas ideas en el campo tecnológico. Su experiencia en el campo lo han llevado a la conclusión de que en el país existe gran potencial de emprendimientos, pero no así de innovación. La razón: no se estimula la creatividad, no hay financiamientos para impulsar las buenas ideas y, si bien surgen algunas instituciones que fomentan estos emprendedurismos, no hay articulación entre ellas para tejer un ecosistema emprendedor boliviano. Por ello, lamenta que cientos de buenas ideas se quedan en el camino.

-¿Desde su experiencia en innovación y emprendimientos, cuál es su visión de estas dos campos en Bolivia?

- El Índice de Actividad Emprendedora, que el GEM aplica en más de 50 países en el mundo nos ha catalogado como un país emprendedor. En el último estudio, terminamos como terceros a nivel latinoamericano y sextos a nivel mundial. Somos un país extractivo, pero tenemos un 27,4 de la población dedicada a emprendimientos. Somos un país campeón en emprendimientos, pero al mismo tiempo somos coleros en innovación. La participación de los jóvenes que responden a iniciativas de concursos y ferias, en universidad e instituciones de apoyo, muestran su alto potencial en emprender, pero son emprendimientos e iniciativas de baja calidad, donde no existe mucha innovación, creo que es una de la agendas pendientes.

-¿Cuál es el parámetro que marca la diferencia entre emprendimiento e innovación?

-Para que haya innovación, debemos encontrar los elementos diferenciadores de nuevos productos, nuevos procesos, nuevos modelos negocios o mercados. Una de nuestras debilidades, además de la baja calidad de la educación, es la poca investigación. No se hace investigación en los colegios, universidades, y eso quita fuerza y valor a los emprendimientos. Los proyectos tienen un bajo perfil innovador. No tienen esa posibilidad de escalar como en otros países. En nuestro medio, el emprendedor es más por necesidad. Alguien que está desempleado se busca un poco de capital y compra un minibús, abre una tienda, el mismo puesto de venta de naranjas que el vecino, en vez de sacarle el jugo y procesarlo. Si hiciera esto último ya sería innovación.

-¿Cuáles son las principales causas? ¿Educación, financiamiento, difusión?

- Bueno, como dije antes, lo primero es la educación. En Bolivia, ni los colegios ni las universidades fomentan la investigación. Seguimos con la educación prusiana de repetición de contenidos donde la verdad es lo que dice el profesor. Hay que cambiar la educación que sólo promueve las ciencias exactas, como las matemáticas, la física, la química. La innovación surge de otras materias como la pintura, la música, las artes, donde los jóvenes empiezan a desarrollar el hemisferio derecho, que es la creatividad. La UMSA y otras universidades han empezado a fomentar estas áreas, pero ahora hay que transversalizar estas enseñanzas, y en todas las carreras debería haber materias de emprendedurismo.

-¿Apoyo institucional?

Es otro problema: ningún Gobierno de Bolivia ha sabido crear los ecosistemas que apoyan la innovación y el emprendimiento. Acabo de leer una noticia de que en Bolivia se demora hasta 50 días en tramitar la apertura de una empresa. Desde allí hasta crear un fondo de inversión de capital semilla para fomentar la innovación, nada de eso tiene el Gobierno. Tampoco hay una ley del emprendedor, que promueva la innovación, donde las empresas destinen un porcentaje de sus utilidades a crear un fondo para promover la innovación desde las universidades y desde las mismas empresas.

-¿Qué instituciones estimulan las innovaciones actualmente y con qué resultados?

-Hay algunas alcaldías. La de La Paz es una de las más activas, con concursos de incubación, pero no de base tecnológica, que es lo que nosotros hacemos. La Alcaldía de La Paz, parte de iniciativas empresariales.

Hay otras, como American, Nueva Economía, Funda Pro. Otra en Cochabamba, Hub7, muy comprometida en la incubación. Lamentablemente, muchas veces no estamos articulados. Nuestra principal función desde Innova es la sensibilización, promoción y difusión de estos concursos, desde el inicio, pero luego vienen la preincubación, la incubación, la puesta en marcha.

En estas fases, los actores estamos totalmente desarticulados. Una iniciativa importante es lograr eso, como lo han hecho otros países: Estados Unidos, Israel, Colombia, México, Brasil. En Europa, España. Todos los países han hecho de la coordinación un norte integrado de varias instituciones: empresa privada, universidad, Gobiernos en todas sus instancias. Aquí, no hay nada de eso.

-¿En Innova Bolivia, hasta qué parte de esa cadena apoyan?

- Hacemos todo. Lo fuerte es el tema del concurso. Llegamos a 47 de las 52 universidades del país. En la última versión, hemos llegado a 30 mil personas de la comunidad universitaria, entre docentes y alumnos, que es un logro importante a nivel universitario. Lo que hacemos es formar alumnos con visión emprendedora desde la cátedra. Tenemos una maestría, en convenio con la Universidad de Salamanca, para apoyar la formación de docentes en el área. Luego tenemos el concurso, donde promovemos la innovación en tecnología a través de la investigación. Y luego hacemos una etapa de preincubación, que es la validación, que también la hacemos nosotros, y luego vamos a la etapa de incubación. En la última versión, de las 1.200 ideas presentadas, 1.000 fueron universitarias y 200 de empresas en marcha. De las 1.000 ideas, se han premiado 12, y 10 están actualmente en mitad de la etapa, que es la creación del modelo de negocio, la validación. La idea es que se constituyan las empresas y finalmente buscarles el financiamiento. Para todo esto tenemos gente especializada, y en la parte de financiamiento recurrimos al sistema bancario y también estamos creando una red de inversionistas y más adelante tenemos la intención de crear un fondo para emprendedores. Estamos en toda la cadena, pero lo más fuerte es el concurso.

-En estas seis versiones ¿qué proyectos recuerda como los llamativos?

Recuerdo en la primera versión un proyecto que nació en la Facultad de Bioquímica y farmacia de la UMSA a partir de la extracción de los principios físico químicos del aceite esencial de la ch’illka, una hierba del altiplano con propiedades antinflamatarorias. Los investigadores ganaron el primer premio, y querían montar su propio laboratorio farmacéutico. Les hicimos dar cuenta de que no tenían la suficiente capacidad financiera para ello y los ayudamos presentando su idea a Laboratorios Lafar, y con ellos se hizo la alianza. El producto ya está en el mercado, que es justamente el objetivo de la Fundación Maya e Innova Bolivia. Otro proyecto fue el de una estudiante que presentó un proyecto de cómo fortalecer las capacidades de investigación en las universidades. Ganó el capital semilla, constituyó una empresa, y ahora es representante de varias instituciones empresariales del mundo que entregan laboratorios y equipos de investigación a las universidades. Tengo entendido de que a partir de su idea, ahora está facturando cerca de 3 millones de dólares. En la última versión, salió ganador Mamut, muy conocido n Cochabamba por hacer baldosas a partir de las llantas en desuso, El banco BISA le dio inicialmente un crédito de 50 mil dólares y nació la empresa. Ahora está dando un salto para irse al Parque Latinoamericano de Santa Cruz con proyectos ampliados (Ekoparques). Esos son proyectos exitosos, pero en el camino se han debido quedar cientos de proyectos por muchas razones. Primero porque no tuvieron financiamiento. En Innova Bolivia damos un premio sólo al primer y segundo lugar (un capital semilla de 4.000 o 5.000 dólares) y también porque seguimos con la mentalidad rentista, de conseguir un trabajo. Los muchachos cuando están en el concurso sueñan con tener su empresa, pero después tienen necesidades y comienzan a trabajar en otra empresa. El emprendimiento es muy duro en Bolivia.



SEMBLANZA

Jorge Velasco Tudela es ingeniero industrial con una maestría en Innovación y Desarrollo Empresarial de la Universidad de Salamanca y ha ejecutado varios proyectos e investigaciones sobre el tema en diferentes universidades del país.

Fue docente en Innovación y Desarrollo Empresarial en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Es investigador de la UMSA en un programa de Innovación y dirige un proyecto del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial en la misma institución.

Trabajó durante 30 años en el Grupo BISA, donde impulsó productos de servicios y programas de innovación.

Hace 15 años, participó en la creación de la Fundación Maya, que ya lleva una década impulsando el concurso Innova Bolivia, principal difusor de concursos de innovación a nivel nacional.


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