domingo, 22 de noviembre de 2015

Juan Carlos Sabat, gerente de Bellavista Oveja Tomé: “Protegemos al consumidor garantizando nuestra calidad”

La empresa Bellavista Oveja Tomé, celebró recientemente su Centésimo Quinquagésimo aniversario de fundación. La historia de industria comenzó hacia 1865 en la región del Bío Bío. Fundada en Tomé, una población chilena situada a más de 500 kilómetros al sur de Santiago, ha logrado vencer los retos del tiempo y hoy remozada reaparece en Bolivia. Juan Carlos Sabat, gerente de la firma aprovechó este acontecimiento para agradecer la preferencia de miles de consumidores de telas y paños que llegan al país a través de distribuidores oficiales. “Los Sabat somos la octava administración de la compañía, los dueños han cambiado con el pasar de los años, pero nosotros mantenemos la calidad de nuestros productos, todo ello unido al valioso aporte que hacen los trabajadores, que son los que crean la verdadera riqueza”, manifestó el directivo.

“Mi familia compró la planta el 2010, es una empresa con un historial muy importante. Al estar en quiebra compramos todo sin deudas, ni pasivos. Al reabrirla nos dio una gran oportunidad de seleccionar a la mejor gente y los mejores procesos tecnológicos”, señaló.

CALIDAD

La calidad de las lanas y las mezclas, asegura un producto competitivo. Según publicaciones de prensa, en el siglo pasado la compañía exportaba a mercados europeos. La crisis económica que sobrevino a la región los años 80, la colocó en dificultades y fue la causa para que Bellavista Tomé y Paños Oveja, dos industrias independientes del sector ese entonces, se fusionaran dando lugar a la nueva razón social.

MERCADO BOLIVIANO

En el mercado boliviano las telas y paños de la marca son altamente requeridos por la clientela y por la profusión de las fiestas patronales. La Paz y sus provincias además de Cochabamba, son los mercados a los cuales apunta la nueva administración que tomó el timón de la empresa el 19 de noviembre de 2010. La compra de la compañía que quebró el 2007, despidiendo a los trabajadores y desvinculándose de algunos activos, fue una decisión acertada -según relata Sabat- puesto que los nuevos ejecutivos lograron mantener la fuerza laboral más calificada y reacondicionar las instalaciones, que son consideradas patrimonio de la industria textil del país transandino.

Por el momento, Bellavista Oveja Tomé está concentrada a producir telas y consolidar su presencia en mercados de la región. “Estoy en Bolivia cada año y cada vez que lo hago encuentro un excelente clima de negocios especialmente en La Paz y Cochabamba”, dijo el ejecutivo. Según se conoce el 2010, precisamente, más de 20.000 metros de tela ingresaron al país para vestir a los conjuntos folklóricos de las diversas festividades patronales. La clase media en Bolivia y principalmente en occidente por razones climáticas busca vestir prendas que le den comodidad tanto en días calurosos como fríos. La tela que la firma comercializa en La Paz reúne esas características porque resulta de la mezcla de 45 por ciento lana de alta calidad y 55 por ciento de poliéster, explicó el ejecutivo.

PLANES

Hoy en día la firma se apresta a conformar un sistema de distribución a la medida de los clientes, aunque persisten en el mercado productos falsificados. Sabat señaló que lanzará en breve una campaña informativa para proteger a los clientes bolivianos de eventuales productos que ingresan al país por la vía del contrabando. El ejecutivo cree que las telas y paños falsificados provienen del Asia. “Para nosotros resulta clave que el cliente acceda a la información para detectar productos falsificados que buscan sorprender la buena de los usuarios”. Sin embargo, reconoció que en un mundo globalizado, resulta cada vez más difícil combatir la falsificación. Como en ningún momento del desarrollo industrial al presente predominan industrias de transformación en varios sectores localizadas en diversos países y que enfrentan patrones de consumo de los clientes, altamente dinámicos y cambiantes.

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