domingo, 25 de abril de 2021

La política cambiaria fue positiva para la economía nacional

 A partir de 2006 se logra revalorizar el boliviano (o a la moneda nacional) frente al dólar. Con esta política se evitó el incremento de precios que se originan en las devaluaciones, por otro lado se fortaleció la confianza en nuestra moneda y, por tanto, se incrementó la efectividad de las políticas económicas.

Recordemos  que  antes  de  2006  vivíamos  en  constantes  depreciaciones de nuestra moneda frente al dólar, la economía estaba dolarizada, las devaluaciones tenían un fuerte impacto en  los  precios  y  afectaban  la  capacidad  de  pago  de  los  deudores;  además,  se  necesitaba  la  moneda  extranjera  para  implementar cualquier política económica, por lo que tenían una efectividad muy limitada. 

Los resultados alcanzados en Bolivia en los últimos años son contrarios  a  lo  acontecido  en  varios  países  de  América  del  Sur, que sufrieron una elevada depreciación de sus monedas, lo  que  hizo  aumentar  sus  precios  internos.  Para  controlar  la  inflación, los bancos centrales adoptaron políticas contractivas caracterizadas por incrementos de sus tasas de interés, lo que implicó  una  desaceleración  de  sus  economías  y  en  algunos  casos  sufrieron  contracciones.  Posteriormente,  apreciaron  sus monedas retornando al punto de partida; sin embargo, los efectos contractivos en sus economías permanecieron. 

En Bolivia, la estabilidad cambiaria de los últimos años logró sus objetivos, contribuyendo al control de la inflación y, por tanto, al sostenimiento de políticas expansivas, profundizando el uso de la moneda nacional, manteniendo la estabilidad económica; y    principalmente  la  solidez  del  sistema  financiero,  logrando  efectos  expansivos  y  redistributivos  positivos  al  mantener  el  poder de compra de los bolivianos. La orientación del tipo de cambio no afectó la competitividad de nuestra moneda.

Además,  puesto  que  en  los  últimos  meses  las  monedas  de  nuestros  socios  comerciales  se  están  apreciando,  el  tipo  de  cambio  real  se  mantiene  alineado  a  su  valor  de  equilibrio  y,  actualmente,  no  existen  presiones  para  depreciar  nuestra  moneda. En este sentido, la política cambiaria respondió a los fundamentos  económicos  del  país  y  está  respaldada  por  las  fortalezas  externas.  En  efecto,  las  Reservas  Internacionales  y  otros  activos  externos  en  términos  del  PIB  continúan  siendo  de los más altos de la región

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