martes, 8 de mayo de 2012
La fachada. Mucha gente intenta mostrarse de una manera que no es en realidad. Esto causa una pérdida de identidad.
Un Audi en la puerta, subidas a esquiar o viajes al Caribe y los dividendos de la casa y las cuotas del colegio impagas. Para muchos, el snobismo representa una de las formas más superficiales de asumir la vida, puesto que viven de su apariencia y de la moda.
Estas personas son esclavos de los dictámenes de los sectores distinguidos de la sociedad a quienes regalan su identidad. En esta nota, descubra por qué se comportan de este modo y cómo hacer para recuperen la esencia de su ser.
Identidad engañosa. El término "snob" anteriormente se utilizaba para referirse a los ricos sin credenciales hereditarias pero que aspiraban a un título de nobleza. Desde ese entonces se utiliza para referirse a la gente que trata de aparentar más de lo que es. También se utiliza para las personas que están demasiado pendientes de los dictados y vaivenes de la moda.
Para este tipo de gente, lo único que vale es estar a la moda sin importar los costos. De esta forma, asistir a exposiciones de arte, ser un gran conocedor de los misterios del vino, tener una página propia en internet o acudir regularmente a practicar ejercicios en un gimnasio se cuentan entre las actividades preferidas de este grupo.
¿Y la identidad?. Los snobs suelen imitar con afectación las maneras, opiniones, etc. de aquellos a quienes consideran “distinguidos” en la sociedad. Con lo cual, en realidad, demuestran un buen grado de superficialidad, falta o pérdida de identidad y de autoestima. En un nivel más profundo desconocen quiénes son y qué quieren en la vida: consumen, copian y muestran lo que dicta la moda del momento. Todo esto se manifiesta en forma más dramática en los adultos jóvenes que necesitan modos de aparentar y de consumir para sustentar la afirmación de su propio ego.
Daño a sí mismo. Según se destaca en la revista Buena Salud, el problema principal que enfrentan estas personalidades es que no poseen metas más allá de “vivir para parecer” olvidando completamente que una persona “vive para ser”, sus realizaciones personales se dilatan indefinidamente o, lo que es más triste, ni siquiera se reconocen. Solo interesa el instante y ello se traslada al vivir diario.
Volver a la realidad. En esste sentido, resulta determinante desarrollar las posibilidades de inteligencia, autoestima y autovaloración “La idea es quitarse el peso de encima y salir de este círculo vicioso. Al hacerlo la persona entiende que es mucho más agradable vivir de una manera más auténtica y conectada con sus potenciales que vivir en la superficialidad”, agrega la psicóloga Lucía Godoy.
Además, será determinante en este proceso descubrirse las aptitudes, los defectos, y aceptarlas como parte de uno para construir una autoestima que le dará coherencia y consistencia a lo que uno es.
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