La extensión por amplitud y complejidad de las actividades logísticas en las grandes metrópolis lleva acompañada una creciente demanda de espacios para ubicar plataformas logísticas, algunas de grandes dimensiones y con una elevada rotación de vehículos.
Esto conlleva una presión sobre el mercado inmobiliario industrial y un progresivo alejamiento de las plataformas de los centros
urbanos para encontrar emplazamientos de mayor dimensión y a precios aceptables.
Este fenómeno de dispersión de los espacios logísticos se denomina a veces “logistics sprawl”. La expansión logística genera un importante incremento del kilometraje recorrido por los vehículos de transporte y, por consiguiente, de las emisiones de CO2 de los camiones en las áreas urbanas y metropolitanas.
Muy a menudo este desarrollo logístico en las periferias metropolitanas se realiza de forma descontrolada lo que supone una enorme
presión sobre viales e infraestructuras no preparadas para un uso intensivo de camiones.
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