La abogada argentina Cristina González Unzueta, presidenta de la Confederación de Consultores de Empresas Familiares (Cocef), recientemente estuvo en Bolivia para compartir sus conocimientos con las personas que asistieron al taller Estrategias para la Sustentabilidad de Empresas Familiares, realizado por la Cámara Empresaria de Integración Boliviano Argentina (Ceiba).
—Algunas estadísticas señalan que ocho de 10 empresas familiares no superan el umbral de la tercera generación, ¿qué motivos causan esa situación?
Hay varios índices, varios factores que no permiten la continuidad. Uno de los más importantes es la falta de profesionalización y planificación. Es una realidad que muchas empresas familiares son reticentes al cambio y sus fundadores piensan que las cosas se tienen que hacer como ellos dicen y no existe la posibilidad de admitir que el producto o servicio que brindan puede presentarse de una mejor manera. Como consultores decimos que todo lo que se ha hecho hasta el momento está bien, pero hay que preparar a los sucesores para dirigir a la empresa cuando les toque asumir su dirección. Las familias tienen que entender que las reuniones de los fines de semana no son para tratar temas de la organización, ya que esto termina generando malestar e incluso el distanciamiento.
—¿Qué acciones debe ejecutar una familia para evitar los conflictos en la organización?
Más que evitarlos hay que prevenirlos. Existen varios ámbitos de intervención en una organización, pero todos deben empezar con los protocolos, que determinan los ‘requisitos’ de ingreso de los integrantes de la familia a la empresa. Los protocolos deben ser concertados por la familia y luego se debe realizar una planificación patrimonial. Esto permite realizar un diagnóstico de la compañía. En caso de que no se pueda realizar un protocolo, se deben reforzar los puntos positivos debilitando los negativos y delimitar las funciones de los miembros de la familia.
—¿Qué le puede ocurrir a una empresa que no realiza ni una de esas acciones?
Por lo general pasan a otras manos. Por eso, es fundamental que la familia tenga la ayuda de una persona externa, ya que un consultor les facilita información a sus integrantes de cómo deben comportarse dentro de la organización. En caso de no lograr ningún tipo de avance, los lazos familiares se debilitan y las empresas comienzan a achicarse porque no tienen continuidad.
—¿Cuánto tiempo demora la implementación de los protocolos en una firma?
Depende de la empresa, pero el proceso dura entre uno y tres años, lo determina el nivel de compromiso y madurez que tenga la organización.
—¿Cuántos años lleva apoyando a las compañías familiares?
Hace 11 años. Primero me capacité un año en un programa impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo. Luego de formarme como consultora, colaboré en la formación de otros consultores. Empecé actuando de manera independiente brindando mis servicios a organizaciones en Argentina y luego organizamos una red de consultores, con la que formamos equipos de trabajo.
—En esos 11 años de labor, ¿con cuántas firmas ha colaborado?
Hemos intervenido en más de 200 casos. Antes trabajamos con cualquier tipo de empresas, ahora lo hacemos sobre todo con las medianas y grandes que son las que más conflictos presentan y las que nunca han tratado el tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario