Algunos economistas plantean que debe darse un sinceramiento de la política económica implementada por el Gobierno. De acuerdo con el informe internacional del Índice de Presupuesto Abierto (OBI 2010), Bolivia se ubica en el último lugar entre los países de la región.
La puntuación de Bolivia en el OBI 2010 indica que el Gobierno suministra al público poca información sobre el presupuesto y las actividades financieras en el transcurso del ejercicio presupuestario.
El caso del ‘gasolinazo’, decretado y derogado por el Gobierno de Evo Morales, se puede citar como un ejemplo de falta de sinceramiento con las cuentas fiscales.
Según coinciden el secretario de Hacienda de la Gobernación de Santa Cruz, José Luis Parada, y el economista de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Teófilo Caballero, la necesidad de decretar un aumento en los precios de los carburantes fue detectada en 2007, pero el Gobierno lo postergó por intereses políticos.
El dato fue reconocido por el Presidente, primero cuando justificó el ‘gasolinazo’ y después cuando lo anuló; esta vez dejó entrever que más adelante habrá una subida, aunque no en la misma proporción.
El Ministerio de Economía tiene un portal donde actualiza la información financiera.
Opiniónes
La salida está en un gran pacto fiscal
José Luis Parada / Sec. Hacienda Gobernación
Problemas
El Presupuesto General del Estado de 2011 está mal hecho porque hay un bolsón para jugar y un agujero negro que el Gobierno no sabe cómo tapar.
Si las entidades estatales no ejecutan el 100% del presupuesto, es por dos causas: ineficiencia crónica en inversión de los recursos o simplemente no hay plata en las arcas del Estado.
Las fuentes financieras internas parecen una burbuja. El ejemplo más claro son los recursos del Fondo Indígena, que se generan por el IDH y que seguro lo están utilizando en el gasto público. Son $us 1.000 millones y ni siquiera les han transferido el 4% de estos recursos.
Proyección
Urge la concreción de un pacto fiscal y apoyar los proyectos productivos de gran impacto, liberando las exportaciones; sólo Santa Cruz genera el 77% de la seguridad alimentaria.
El Estado no va a resolver todos los problemas, tiene que dar oportunidad al sector privado. Es urgente una lucha seria y responsable contra el contrabando. Hay que concretar los puertos para los corredores de exportación.
Sólo tributos
Carlos Arze / Director del Cedla
Lo bueno
En estos cinco años el país contó con la posibilidad de lograr importantes ingresos fiscales. Esto se nota en como el PGE desde 2006 hasta el 2011 fue creciendo de forma acelerada, es lo destacable.
Lo malo
En este punto, lo negativo no es tanto si sube el gasto corriente, sino en qué se lo gasta y en cómo se obtienen estos recursos. Lastimosamente el PGE sigue apoyándose en la presión tributaria que hace el Estado en algunos sectores de la sociedad. Se ha gastado para conformar empresas estatales y éstas no han sido capaces de generar un capital capaz de solventar el gasto fiscal.
Desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) consideramos que la inversión pública debe ir directamente al sector primario (agropecuario) porque es la base de todo despegue económico, por su efecto multiplicador y sin embargo se lo gasta casi exclusivamente en la construcción de vías.
Espacio privado
Luis Carlos Jemio / Ex ministro de Economía
Observación
La filosofía del MAS para administrar el país está basada en el aparato del Estado, por eso cada año va a tener que hacer ajustes en el gasto público para apuntalar las empresas del Estado.
El problema es que si el Gobierno gasta, le sacará recursos al sector privado. Es un desplazamiento, porque si el Estado invierte, los privados dejarán de invertir. En términos de crecimiento, el Gobierno no ha hecho mucho porque los precios internacionales lo favorecieron.
Sugerencias
La gradualidad en materia de medidas económicas siempre es bueno, basta recordar lo que pasó con el dólar, entonces, es necesario hacer un ajuste gradual.
Una urgencia es la creación de empleos. Si bien el Gobierno tiene una política de subsidios, sin embargo hay que crear las condiciones de seguridad para darle más espacios al sector privado; el Gobierno tiene voluntad, pero carece de capacidad de gestión. El crecimiento puede ser mayor si ayudan a los privados.
Mal distribuidor
Bernard Inch / Economista
Lo bueno
En la distribución y uso de los recursos del PGE 2010 es muy difícil encontrar algunos puntos positivos. Quizás algo para rescatar es el incremento total del gasto público, pero esta buena iniciativa se cae cuando se entra a analizar su distribución.
Lo malo
Es preocupante cómo el MAS, en su afán de copar todas las esferas de la economía, presenta un PGE donde los recursos que se deben distribuir al sector privado son usados por el Gobierno para mantener su aparato estatal. Se trata de gastos con una baja capacidad productiva que no benefician al conjunto de la población. Que un 54% de nuestros recursos se usen sólo para mantener a la burocracia estatal, demuestra que el Estado es un mal distribuidor que antepone sus propios intereses antes que los del grueso de la población. Es tiempo de reorientar la economía y elaborar un PGE con un alcance técnico donde el sector privado cuente con la cantidad de capital suficiente para de- sarrollar programas productivos e industriales.
Hay tres sectores prioritarios
Teófilo Caballero / Economista de la Uagrm
Burocracia
El crecimiento del gasto público consolidado es el crecimiento del gasto corriente, es decir una carga al Estado. Este Gobierno recibió un país con 13 ministerios y al momento ya son 20. Éste es un ejemplo de cómo ha ido creciendo la burocracia. Para crear y financiar las empresas estatales, el Gobierno puso gran parte del PGE.
Hay que recordar que en el Presupuesto de 2009 se aprobó un artículo donde se elevaba la contravención aduanera de $us 1.000 a $us a 40.000; ése fue un poderoso estímulo al contrabando hormiga. Ahora, no existe voluntad política para incentivar la economía y que ésta se formalice.
Perspectivas
El Gobierno todavía tiene cuatro años de gestión para sincerarse, hacer una autocrítica y reencaminar la economía del país.
Sin embargo, debe comenzar diseñando una agenda para prestarle atención prioritaria al sistema productivo, al sector salud y, sobre todo, a hidrocarburos.
Hay que considerar los biocombustibles, pero sin afectar la seguridad alimentaria del país.
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