domingo, 9 de agosto de 2015

¿Ser el jefe te hace ser el líder?

Estimados lectores, comenzamos la columna de este fin de semana con esta pregunta que se hacen muchas personas dentro de las organizaciones, pues con frecuencia las figuras del jefe y la del líder llegan a confundirse.
De hecho, como podremos identificar más adelante en este artículo, puede existir un jefe en una institución pero puede no ser el líder, así como puede también haber un líder sin que sea el jefe. Analicemos ahora el porqué.
Por un lado, el jefe (con diferentes denominaciones como ser director, gerente, etcétera) es una figura jerárquica formalmente definida dentro de los organigramas estructurales de las instituciones. Generalmente, sus obligaciones radican en controlar el buen funcionamiento de sus áreas, cumplir los procesos y alcanzar los objetivos o resultados que se le definan.
Por lo general, los cargos de jefatura son impuestos por autoridades superiores dentro de las instituciones, y es ahí donde nace su "antipatía”, cuando los subalternos no coinciden con sus formas de pensar o accionar. Es que es probable que la persona que está en ese puesto haya llegado ahí por diversas razones positivas, como ser su experiencia, su formación, sus méritos o simplemente el tiempo que lleva trabajando para la organización; pero también puede ser que llegara allí por motivos no tan positivos, como ser decisiones unilaterales de las "altas esferas” en función a la elección de familiares o amigos.
Es así que después de leer varios artículos sobre este apasionante tema, a continuación me animo a compartir algunas diferencias que me parecieron muy interesantes entre lo que es un jefe y lo que es un líder. Les aclaro que no son todas las que se pueden encontrar en los textos al respecto, pero las divergencias expuestas a continuación son las que me parecieron más simpáticas y las que encontré en algunas ocasiones en mi bagaje profesional.
1. Un jefe tradicional piensa que la autoridad es un privilegio que se la ha conferido por su cargo jerárquico. Es por ello que siempre veremos por ahí a algún jefe que tenga la máxima de "yo soy el que mando aquí y todos hacen lo que ordeno”.
Por otro lado, y según lo explica Henry Chesbrough, director del Centro de Innovación Abierta de la Escuela de Negocios Hass de la Universidad Berkeley, el líder ve la autoridad como un instrumento para influenciar positivamente en sus colegas de trabajo, para que se vean comprometidos con la institución y los proyectos que llevan adelante, y busquen las maneras más innovadoras y eficientes de cumplir con sus objetivos.
2. El jefe inspira miedo, ejerce poder y generalmente utiliza mecanismos rígidos de control (manuales, procedimientos y otros) para que se realicen las actividades como y cuando él las ha definido. Su equipo le tiene miedo y le sonríe cuando está presente, pero muy a menudo lo critica en su ausencia.
Por otro lado, y como Chesbrough explica, el líder inspira confianza, empodera a su gente y muestra entusiasmo. Cuando está presente impulsa al grupo reconociendo y agradeciendo sus aportes. El jefe quiere obediencia; el líder, motivación.
3. Cuando hay algún tipo de problema el jefe busca un culpable; lo primero que piensa es en identificar quién cometió el error para reprenderlo, sancionarlo o castigarlo a la máxima brevedad posible. Busca arreglar el mundo con un grito o una llamada de atención e implanta la creencia de buscar culpables.
Por su parte, como lo explica Daniel Goleman de la Universidad de Harvard, en un líder prevalece la inteligencia emocional. Al enterarse de algún error, un líder no reacciona hormonalmente, piensa primero, analiza varios escenarios y, calmadamente, reorienta la situación. No se encarga de señalar los errores ajenos ni de acusar a nadie, sino que busca solucionar el problema y no "crucifica” al infractor.
4. Los jefes planifican, presupuestan y asignan tareas. Ponen orden, eliminan riesgos, hacen razonamientos deductivos y supervisan externamente si sus dictámenes son cumplidos.
Los líderes trabajan codo a codo con sus colaboradores, motivan a su equipo, aportan y dan el ejemplo. El jefe hace que las tareas sean una obligación, pero el líder sabe buscar la motivación en cada nuevo proyecto y transmite las ganas de trabajar y de progresar. Adoptan riesgos, ven el largo plazo y usan razonamientos inductivos.
Finalmente, lo aconsejable sería que la persona que ha sido elegida como jefe en alguna organización se gane a pulso el papel de líder dentro del equipo; es decir, a ser seguido y apoyado no por su facultad jerárquica de ejercer el poder y la coerción, sino por su capacidad de influir positivamente en sus colegas de trabajo gracias al reconocimiento, inteligencia emocional, calidad humana y respeto profesional que demuestre.
En todo caso, son los integrantes del equipo los que le darán su voto de respeto y confianza reconociéndolo como líder, independientemente de que sea el jefe formal o no.

* El autor, economista, es especialista en estrategia financiera.

Los líderes trabajan codo a codo con sus colaboradores, motivan a su equipo, aportan y dan el ejemplo. El jefe hace que las tareas sean una obligación, pero el líder sabe buscar la motivación en cada nuevo proyecto.

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