martes, 21 de abril de 2015

Bien común y espacio público

El equipamiento de la ciudad y el consumo de bienes y servicios son hechos inseparables en el desarrollo de una urbe. Es más, las características de una sociedad fijan la organización del espacio, haciendo de él, el centro directo de la economía y la sociedad.

Así, los hábitos y criterios de consumo de los habitantes y estantes en Cochabamba definen el carácter de la ciudad. Esta nuclearización del equipamiento hoy expresa el carácter monocéntrico de la ciudad, como también la nuclearización de las formas de vida social. Se complementa a lo anterior, la pobreza, la falta de empleo, la migración, repercutiendo ostensiblemente en la configuración de la ciudad.

Los “dueños de la ciudad” son una gran masa de comerciantes, transportistas y consumidores. El centro ya no cumple una función informativa, simbólica y de esparcimiento.

De ciudad jardín hemos pasado a una ciudad mercado. En este contexto, estos pequeños mercaderes a la par que comienzan a recapturar las principales calles a los alrededores de los mercados, proceden a autogenerarse pequeños mercadillos en las vías de mayores flujos peatonales o de demanda.

A partir de esta situación el problema del uso del espacio comercial y la presencia de los ambulantes tiene una doble direccionalidad y exige fórmulas de tratamiento diferenciadas. La primera podría estar dedicada a conocer y resolver los conflictos sociales de los ambulantes, y la segunda, orientada a evaluar el carácter propietario de esa nueva infraestructura comercial.

Posiblemente, el reinterpretar el uso de los espacios públicos determine un diferente sentido de responsabilidad concurrente al bien común.

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