Desenvuelta. Con un temple descontraído posa para el lente del periódico El Día. En su oficina todos se sorprenden al verla maquillada. “Qué pasó”, expresan sus colegas, a lo que ella responde tratando de dar una explicación, “es que no soy mucho de maquillarme”. Su día comienza a las 6:00. A esta hora ya está entrenado crossfit, deporte que viene realizando desde hace tres años. “Entrenar temprano es lo que me permite estar activa todo el día", dice la joven que inicia su jornada laboral a las 9:00 y concluye a las 18:00. En este lapso es la encargada de analizar las ventas o la implementación de alguna campaña y si no, "me encuentran en alguna de nuestras tiendas, viendo cómo están nuestros partners y clientes", señala.
Ama la comida y siempre da lo mejor de sí. En las noches, ella sabe cómo disfrutar de sus ratos de ocio. Siempre está buscando a dónde ir a comer. Con ella el ¿qué hacemos? gira en torno al ¿qué comemos?
En el trabajo, Myriam cree que cuando es hora de trabajar, se tiene que dar lo mejor de uno. “Los problemas los dejas en la puerta”, agrega. Así también, enfatiza que es importante darse su espacio. “Desconectarte de todo es refrescante y te permite ver las cosas desde otro enfoque”, enfatiza.
Sus proyectos. Su filosofía de vida no es tan común, al punto de que cuando se le pregunta por sus proyectos, responde así: "Podría darte la típica respuesta: ser líder en mi área, tener mi propia empresa, casarme y tener hijos, pero no. Mi proyecto de vida es ser feliz", lo dice sin dudar y aclara "Ser feliz puede incluir alguno, todos o ninguno de los mencionados. Siempre he dicho, que si no estás bien en un lugar, movete”, manifiesta con ese entusiasmo tan propio en ella.
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