Se determina que existe una recesión cuando el Producto Interno Bruto (PIB) decrece durante periodos consecutivos.
Cuando la recesión llega acompañada de alta inflación el proceso recibe el nombre de estanflación; es uno de los escenarios menos aconsejables y requiere de urgentes medidas de corrección. Las políticas monetarias y fiscales que suelen utilizarse para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de la estanflación y las políticas monetarias restrictivas que se utilizan para combatir la inflación tienden a profundizar y ampliar su componente recesivo.
Desde esa perspectiva la estanflación distorsiona completamente los mercados y coloca a los “policy makers” en una posición desventajosa y perdedora. En la estanflación la recesión suele ser parcial, registrándose simultáneamente el decrecimiento de algunos sectores, como la producción de bienes.
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