domingo, 6 de enero de 2019

Horacio Villegas Jáuregui: “El contrabando nos quita $us 2.400 millones y la informalidad no ayuda”



El acoso normativo, los altos impuestos, la falta de incentivo a la inversión privada, el pago del segundo aguinaldo marcaron la gestión 2018 para el sector industrial. A eso, Villegas le añade el nulo reconocimiento del sector, por parte del presidente Evo Morales, en el desarrollo del país y la falta de información oficial. El industrial, además, apunta contra las preferencias que recibe la Central Obrera Boliviana (COB) de la que no cree que tenga representatividad laboral.

—En el balance de su sector ¿cómo les ha ido el 2018?


En general, la industria ha seguido creciendo, pero más lentamente. Probablemente un 3,4%. Menos que en años anteriores. En una evaluación de 68 empresas que presentan su información a la Bolsa Boliviana de Valores y la ASFI (Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero), a septiembre de 2018, aumentaron sus ventas en un 6% respecto a 2017. Lo increíble es que estas empresas de la industria, agroindustria, servicios, electricidad, sector petrolero, bancos y seguros, casi todas grandes y representativas, han disminuido sus utilidades en un 30%. Esto muestra que el indicador de crecimiento del Gobierno para pagar el segundo aguinaldo no es real. Las empresas pueden crecer, pero ganar menos. El mercado se ha vuelto más competitivo, los márgenes son más pequeños. Los costos laborales son más altos. El 2018 no ha sido un año fácil, fue complejo.

—¿Cómo sigue afectando el contrabando?


Ha continuado igual. Varios países de nuestro alrededor, han bajado sus monedas y es más barato introducir productos a Bolivia. El contrabando nos quita $us 2.400 millones desde hace tres años. Probablemente, ahora es más. La informalidad tampoco ayuda. Hay una cantidad de gente que vende productos de contrabando.

—¿Qué otros factores traban el crecimiento en este sector?


Los costos laborales. La legislación laboral no ayuda. Es difícil desvincularse de un trabajador. Uno puede contratar, pero no despedir. Otro factor es no reconocer la importancia del sector industrial en el desarrollo del país. En su discurso del año pasado, el presidente Evo Morales hablaba de los pilares de la economía, pero se olvidó de la industria como uno de los puntos importantes.

— ¿Qué hace el Ministerio de Trabajo sobre legislación laboral?


Este Ministerio está orientado solo a defender al trabajador. Solo castiga, multa, persigue a los que están cumpliendo las normas.

— ¿Cómo ve a Bolivia en relación a otros países?

Una de las primeras decisiones del presidente Jair Bolsonaro en Brasil, fue establecer el Salario Mínimo Nacional (SMN) en $us 270. Es menor que el nuestro. No es posible que un país como Brasil, con 220 millones de habitantes y miles de kilómetros de puertos, con acuerdos comerciales con EEUU, Europa, África, Mercosur, tenga un salario mínimo menor al nuestro. Es terrible. Sucede también en otros países. A eso nos referimos con que los incrementos han sido ciegos, perjudiciales. Pero, además, nos quitan competitividad y demuestra que nuestras relaciones no son con la productividad sino solo con la capacidad de presión de la COB.

— Pero el Gobierno realza que estamos pagando mejor a los trabajadores que otros países y eso es bueno en la economía. ¿Qué opina?

Bueno, pero entonces, saquemos un decreto donde el SMN sea 2.000 euros y estaríamos mejor que Francia. El tema no es ese sino qué efecto tiene un incremento del SMN y cuánta gente lo gana. Entendemos que mientras más sube el SMN hay más gente trabajando fuera del sector formal; pero el informal no. Hay mucha gente que para no quedarse sin trabajo, decide aceptar montos menores al SMN en situaciones precarias, más difíciles o por último, se queda sin trabajo y tiene que hacer su propio emprendimiento, muchas veces sin el conocimiento suficiente. No es cierto que estemos mejor porque un decreto lo diga. Lo que se ve es que el desempleo es cada vez mayor. Entran 170 mil jóvenes al mercado laboral cada año y no hay capacidad para absorberlos. Eso dicen los hechos, no tanto el discurso político.

— ¿Cómo recibieron la confirmación del pago del segundo aguinaldo el 2018?

El 2018 terminamos con una terrible preocupación por eso, a pesar de que hemos discutido durante todo el año, que no era beneficioso para la industria ni para el sector empresarial. No es una medida equitativa. Dimos los datos técnicos sobre el tema, pero no fuimos escuchados por el Gobierno. Esta fue una decisión política, basada en un compromiso político con la COB que se ha vuelto muy exigente.

— ¿Qué esperan ustedes en este año que se pinta muy político?

Esperemos que las autoridades trabajen y no se dediquen a actividades electorales. Esperemos que hagan su trabajo, que nos escuchen, que se den cuenta que las condiciones económicas del país son distintas a la de hace tres años. No creo que deban seguir con los ojos vendados. Hay problemas macroeconómicos que exigen cambios de manejo, hay que hacer varios ajustes. Pero sobre todo, deberían escuchar y hacer caso al diálogo.

— En las reuniones con el Gobierno ¿no se los escucha?

Nuestros diálogos en los últimos dos años, han sido totalmente infructuosos. No tuvimos la capacidad de dialogar nada. Hay reuniones, pero no hay diálogo. Para que haya diálogo tiene que haber un emisor y un receptor, pero no hay receptores del otro lado.

— ¿Qué piensa que sucede en el Gobierno?

Parece que los compromisos políticos con la COB son cada vez más fuertes. Para nosotros es un problema de que la COB, que debería ser el ente representativo de los trabajadores, en realidad, es parte del Gobierno. Nos llama la atención escucharlos, pidiendo ministerios, dando su opinión de quién tiene que ser parte del binomio de un partido. Esa no es la función de la COB. Esta entidad, cada año, ha dejado de ser representativa. Cada vez representa a menos gente. La mitad de la gente que representa probablemente es del Estado, la otra mitad no. Y tenemos nuestras dudas de que representen al 10% de los trabajadores privados, con suerte. Con esas cifras, ya no es representativa esa entidad. Un trabajador de planta no se va a sentir identificado con dirigentes que ganan Bs 15.000 y más; y que están por 10 años de comisión sin trabajar, pero cobrando.

— ¿Cuál cree que es es el rol de la COB en los últimos años?

El grupo dirigente de la COB se ha vuelto muy duro. Están cada vez más egoístas, buscando sus propios intereses y discutiendo como sabe toda la gente, que los Bs 15.000 como tope para el pago del beneficio, les parece poco. Nos venimos preguntando si es coherente llamarse obrero, alguien que gana más de Bs 15.000.

— ¿A cuánto llegó la inversión privada el 2018?

Ha de haber llegado a los $us 2.000 millones. La privada extranjera ha sido bajísima, de apenas unos $us 300 millones.

PERFIL

Horacio Villegas Jáuregui es paceño de nacimiento. Es Ingeniero Civil de profesión. Actualmente se desempeña como presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), cargo que viene ocupando desde hace tres años.

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