domingo, 12 de julio de 2015

La economía colaborativa comienza a generalizarse

La economía colaborativa resulta ser muchas cosas. Entre ellas: una manera de convertir más áreas de la existencia humana en mercados específicos; una forma de arbitraje regulatorio; y una economía informal que facilita la evasión fiscal.
Sin embargo, principalmente es un disruptivo modelo económico que libera nuevas fuentes de suministro. Ya sean activos infrautilizados (automóviles privados, habitaciones libres) o mano de obra infrautilizada (personas dispuestas a trabajar unas pocas horas como taxistas, compradores personales o mensajeros), aprovecha recursos que antes no podían ser organizados de manera efectiva.
Doloroso crecimiento
En los mercados expuestos a esta nueva fuerza es probable que el efecto sea deflacionario, para gran beneficio de los consumidores y en detrimento de los proveedores tradicionales. Es importante tener esto en cuenta conforme la economía colaborativa pasa por otro de sus periódicos episodios de doloroso crecimiento.
Algunas de las ventajas artificiales que estas compañías han disfrutado disminuirán conforme crecen las presiones regulatorias y legales, y sus modelos de negocio convergen con los de las empresas más tradicionales. Pero para las compañías que han encontrado una manera de proporcionar un servicio útil al organizar la oferta de una manera nueva y más eficiente, las ventajas competitivas deben ser duraderas.
La detención de dos ejecutivos de Uber en París a inicios de julio, y la orden de que ellos y Uber Francia sean sometidos a juicio a finales de 2015, han traído las presiones a un primer plano de la manera más dramática.
Claramente, a los servicios como UberPop, el servicio barato de viajes compartidos que ofrece la compañía en el país, no se les permitirá continuar operando con niveles más bajos de regulación que los taxis tradicionales. Fuerzas similares han estado desarrollándose de forma menos visible en otros lugares.
En EEUU, una serie de compañías de economía colaborativa se han sometido a las leyes laborales del país de una manera mucho menos beligerante. En días recientes, Shyp, un servicio de embalaje y envío, e Instacart, una compañía de entrega de comestibles, han tomado medidas para convertir a sus trabajadores con contratos informales en empleados a tiempo completo. Se unen a otros, incluyendo Munchery, que ofrece comidas a domicilio, y Hello Alfred, que gestiona todos estos y otros nuevos servicios "a la carta”, los cuales hicieron lo mismo el año pasado.
Menor riesgo, mejor servicio
Estas compañías han recibido de buena gana el cambio, diciendo que todo esto significará que pueden ofrecer un mejor servicio, ya que serán más libres de entrenar y supervisar a sus trabajadores. Pero la realidad es que si seguían tratándolos como contratistas y se descubría que violaban la ley, hubieran tenido que pagar grandes facturas por impuestos atrasados, lo que podría poner a sus empresas en situación de riesgo.
Acontecimientos como estos harán que las compañías de economía colaborativa, para bien o para mal, se parezcan más a otros tipos de negocios. En lugar de mercados bilaterales simples que enlazan a personas que buscan un servicio con otras que están dispuestas a suministrarlo, tendrán mucha más responsabilidad por la prestación de sus servicios, la contratación de los trabajadores y la financiación de los activos en el proceso.
Para algunos, la mayor parte de las alegadas ventajas de la economía colaborativa se evaporarán. La vida será más difícil para los que operan en la economía bajo demanda, que emplean mano de obra barata para ofrecer servicios locales. Su principal ventaja estribará en la capacidad que tengan para sumar muchos pedidos pequeños hechos mediante teléfonos inteligentes, y en el uso de las tecnologías móviles y de la nube para agilizar la entrega de sus servicios.
Pero las barreras de entrada aquí son bajas. También seguirán siendo esencialmente empresas locales, luchando por establecer los efectos de red que convierten a las plataformas en línea en verdaderas máquinas de hacer dinero.
Los que aumentarán personal
Para aquellos que son verdaderamente disruptivos, la evolución de la economía colaborativa hacia algo más convencional debe afectar muy poco su potencial a largo plazo. Sin dudas aumentarán los costos. Además de cumplir con más regulaciones, tendrán que asumir, aún más, la responsabilidad de mantener un alto nivel de servicio.
Eso significará que tendrán que prevenir las cosas malas, luchando contra el fraude o proporcionando seguros para cuando las cosas vayan mal. También implicará la contratación de más personas para que se hagan cargo de algunos aspectos clave del negocio.
Como todas las compañías de servicios, también tendrán que dominar el duro trabajo de brindar una gran experiencia en todo momento. Siempre y cuando puedan sobrevivir a la presión política, compañías como Uber y Airbnb se basan en la idea de que internet hace posible la organización de grandes nuevas áreas de actividad económica.
Como instrumentos para aprovechar las enormes cantidades de activos y mano de obra sin explotar, su potencial no ha disminuido.
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