lunes, 9 de marzo de 2015

Amigos y finanzas personales

La amistad es una de las cosas más lindas que existen en la vida, además de constituir quizá el vínculo interpersonal más común entre los seres humanos.
Compañía, confianza, respeto, amor, cuidado, diversión, apoyo y contención son sólo algunos de los beneficios mutuos que una relación de este tipo trae aparejada
Ahora bien, ¿qué sucede cuando un amigo, al que queremos mucho, tiene comportamientos negativos en lo referente al dinero y eso termina perjudicándonos también a nosotros? ¿Cuáles son los distintos tipos de amigos que atentan, a veces sin intención, contra nuestros intereses económicos? ¿Cómo podemos manejar las situaciones emergentes de este conflicto sin dañar la amistad?

1) El amigo derrochador
Si queremos ir a un recital juntos, él presionará para sacar entradas en la mejor ubicación o incluso en VIP, aunque haya que pagarlas en cuotas con la tarjeta de crédito.
Si queremos ir a cenar afuera, insistirá en ir a los restaurantes más caros y una vez allí pedir vino del mejor.
Al planificar juntos unas vacaciones, nos incitará a elegir los destinos más exclusivos por más que haya que gastar todos los ahorros y hasta endeudarse por dos años para financiar la aventura.
Si salimos a comprar ropa o productos electrónicos, volveremos cargados de bolsas preguntándonos las razones que nos llevaron a gastar como nunca y cuestionándonos la verdadera utilidad de la mitad de las cosas compradas.
El amigo derrochador puede tener un nivel de ingresos más alto, igual o más bajo que el nuestro, pero eso no importa: siempre encontrará excusas para incitarnos a realizar gastos, aunque resultan injustificados y alejados de nuestras posibilidades.
Al mismo tiempo, tendrá a mano argumentos que tenderán a hacernos sentir "tacaños" o con "poca capacidad de disfrute". Nuestras finanzas personales pueden resentirse gravemente si no sabemos poner un límite a esta situación lo antes posible.
Consejo: usar la imaginación para generar encuentros en donde se pueda disociar el vínculo entre gasto y disfrute, para demostrarle que se pueden vivir buenos momentos en compañía sin necesidad de incurrir en gastos onerosos e irresponsables. Además, tomar la rienda de la planificación de las salidas y reuniones para acercar las mismas a nuestras posibilidades surge como una acción necesaria.

2) El amigo solidario
Este mes, se encuentra juntando fondos para una ONG defensora del medio ambiente. Por otro lado, ya está pidiendo ayuda para el mes que viene viajar a combatir el ébola a determinado país. El amigo solidario es una persona sensible y generosa, y eso es muy meritorio. Pero es complicado seguirle el ritmo y se hace difícil hoy en día contar con dinero extra todos los meses como para colaborar en tantas causas distintas, por más justas que sean.
El amigo solidario presentará cada proyecto nuevo como algo de vida o muerte y querrá que nos involucremos económicamente sin importar si estamos en condiciones o no.
Quizá no nos reproche abiertamente si nos negamos, pero luego un silencio particular o algún comentario sutil pueden despertar, intencionadamente o no, un sentimiento de culpa o egoísmo que nos lleve finalmente a seguir aportando dinero que financie sus actividades filantrópicas constantes.
Consejo: la solución pasa por aportar lo que podamos y luego buscar ayudar de otras maneras que no involucren una erogación monetaria, por ejemplo, aportando tiempo o ideas.

3) El amigo apostador
El amigo apostador se encargará de que lo que parecía ser un simple partido de póker entre excompañeros del colegio secundario se transforme en un juego encarnizado en el que las apuestas van subiendo de a poco hasta llegar a niveles en los que terminamos arriesgando una parte importante de nuestros sueldos.
Juntarse para ver un partido de fútbol por televisión será la excusa perfecta para proponer diversas apuestas y siempre vendrá con historias incomprobables en donde ha ganado muchísimo dinero en el hipódromo y nos invita a que lo acompañemos ahora que está "dulce”.
Las vacaciones compartidas siempre son en lugares con un casino que nos promete "pagarnos las vacaciones” en una noche. Luego, de alguna manera, nos dejamos seducir por la posibilidad de ganar dinero fácil que él nos presenta y terminamos "patinándonos” sumas importantes que debíamos destinar para otros fines.
Consejo: El comportamiento de nuestro amigo puede estar en relación a la ludopatía, una patología en la que el objetivo ni siquiera es ganar dinero con las apuestas sino simplemente continuar con la adrenalina que produce el juego.
Lo mejor que podemos hacer aquí es no dejarnos tentar por las promesas de nuestro amigo apostador y, de ser posible, convencerlo de que busque ayuda en centros especializados en caso de que sea nociva su actividad.
4) El amigo negativo
El país es un desastre, ganarle a la inflación con tus inversiones es imposible, ahorrar es solo para los millonarios, cada vez hay menos posibilidades de trabajo... nuestro amigo es definitivamente. Siempre tendrá una crítica a mano para cualquier idea o proyecto nuevo que tengamos, logrando en varias situaciones llenarnos de dudas y desestimar acciones o conductas que habrían sido beneficiosas para nuestras finanzas.
Consejo: la responsabilidad en este caso no es en rigor de nuestro amigo negativo, sino de nosotros mismos que le seguimos dando ponderación a sus opiniones, llegando en algunas oportunidades a buscarlas incluso para justificar nuestra escondida falta de coraje.

Conclusión
El lector encontrará seguramente muchos otros casos de amistades que atentan contra sus finanzas personales.
Si la amistad es fuerte y genuina, la persona en cuestión deberá entender nuestras razones y ayudarnos a buscar soluciones que permitan continuar con el vínculo sin que ello provoque conflictos monetarios y desagradables sensaciones de manipulación.

La correcta diferenciación entre nuestra forma de ser y los comportamientos de nuestras amistades en el plano financiero aparece como un paso ineludible para generar vínculos más sanos y mejorar al mismo tiempo nuestras finanzas personales.



Carta del editor: Marco Zelaya

La caída del estaño

El descenso del estaño, en picada, ha llegado a 19,8% -un 20%, en cifras redondas- entre enero de 2014 y el mismo mes del presente año.
La baja es el resultado de una constante disminución de las cotizaciones internacionales de este metal. En el primer mes de 2014, la libra fina había alcanzado un precio de 10,94 dólares por libra fina, en tanto que en enero de 2015 registró una cotización promedio de 8,29 dólares.
Una dramática caída como la que actualmente experimenta el estaño ha puesto en vilo a la estatal Huanuni, que fuera nacionalizada en 2006, después de la dura disputa, incluso con un saldo de muertos, por el reservorio de Posokoni. La causa de aquella crisis fue, precisamente, la cotización al alza del llamado "metal del diablo”.
Lo que ahora se sabe es que Huanuni se sumirá en una situación insostenible y comenzará la debacle si la cotización internacional baja de la barrera de los 8 dólares por libra fina. Eso es como confiar el futuro de la familia a la última ficha que se apuesta en la ruleta o ir all in con un dos y un siete en la mano sin tener nada en el flop y sin saber lo que es un bluff.
¿En qué momento comenzó toda esta pesadilla?
La bomba de tiempo se activó cuando el Gobierno "solucionó” el conflicto en Huanuni con la incorporación a la plantilla de casi medio millar de empleados; a consecuencia de aquella medida, se pensó que quedaba resuelto el conflicto, pero en realidad se había creado un problema mayor, estructural, al comprometer la racionalidad económica de la explotación del mayor reservorio estannífero de la región, pues ni con una elevada productividad se podría sobrellevar con éxito semejante carga laboral: 5.000 empleados de las minas estatales, con sueldos, como se ha conocido, exorbitantes inclusive de hasta 50.000 bolivianos.
¿Qué es lo que viene? Un conflicto mayor aquel que dio origen a la estatización de Huanuni, si es que sigue bajando la cotización del estaño. ¿Qué se puede hacer? Rezar.

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