jueves, 3 de mayo de 2012

Un ex mafioso enseña gerencia

Toda familia de la Mafia presenta la estructura de una corporación legal. En la cúspide está el Don, que es el jefe de la organización, al que siguen una serie de mandos intermedios también llamados capos, hasta terminar en los soldados rasos, equivalentes a los empleados de bajo nivel de cualquier empresa. Y es que las familias del crimen organizado, atendiendo a las afirmaciones de la revista Fortune antes citadas, serían realmente empresas que operan fuera de la ley. Empresas que, ayudadas por tareas ilícitas y por una serie de preceptos seguidos casi a rajatabla, han logrado el éxito y amasando grandes fortunas. Por ello no debe extrañar que del comportamiento de la Mafia se puedan extraer enseñanzas aplicables a los negocios legales, como intenta demostrar el ex mafioso Louis Ferrante en su libro Aprenda de la Mafia. Mantener la boca cerrada Haciendo gala de una habilidad encomiable para sacar lecturas de su vida criminal, Ferrante, que pasó ocho años en prisión, ofrece 88 lecciones para los distintos cargos de una empresa, ejemplificadas con crudísimos sucesos reales que podrían tener cabida en una película de Martin Scorsese. La mayoría de consejos recogidos figuran en cualquier libro de management (administración o gerencia de una empresa) que se precie, pero ganan arraigo en la mente del lector gracias a los explícitos ejemplos en los que queda demostrada rotundamente su eficacia. En opinión de Ferrante, un empleado de bajo nivel, si quiere ascender y no acabar con sus huesos “en el fondo de un río”, debe, entre otras cuestiones, repartir sus ganancias sin hacer gala de una ambición excesiva, ha de respetar sus principios sin excepción, y, sobre todo, tiene que mantener la boca cerrada y no inmiscuirse en intrigas de oficina. Según el autor, los mafiosos más exitosos son siempre aquellos que siguieron a rajatabla estos tres principios, alejándose de los chismorreos y pasando desapercibidos, mientras se centraban estrictamente en hacer su trabajo. Y aunque sus miembros maten y extorsionen, Ferrante celebra que siempre actúan bajo un código que no rompen, en el que la franqueza y el honor destacan por encima de todo; también la importancia de cobrar toda deuda juega un papel fundamental. Un código muy útil para todo trabajador que quiera triunfar. La sangre fría del capo Según lo visto en el cine, a los mafiosos parece encantarles la violencia. Sin embargo, y aunque en muchas ocasiones recurren a ella, ésta suele ser la última de las opciones. Y es que, antes de cometer cualquier asesinato, la Mafia, como destaca Ferrante, siempre se sienta a negociar, en busca de una solución pacífica a toda eventualidad. Una solución que surge en la mayoría de ocasiones. Así, el autor destaca el valor de la negociación y de la diplomacia, que considera un arte vital que todo mando intermedio ha de poner en práctica para atajar a tiempo los problemas, antes de que se conviertan en cuestiones que requieran medidas extremas. La diplomacia requiere sangre fría y no dejarse llevar por los sentimientos. Aquí es donde hallamos otros consejos de gran importancia, como el saber perdonar a un enemigo cuando la situación lo requiera, e incluso, si es necesario, tener la entereza de asociarse por un bien común con aquellos que perjudicaron a la empresa en el pasado. Igualmente, otro consejo fundamental para “mantenerse con vida” radica en no alardear jamás y no ser ostentoso, para no despertar envidias, ya que, en caso de hacerlo, siempre habrá quien trate de quitarle de en medio. Inspirar lealtad Para que un Don o el jefe de una empresa sea respetado, debe despertar una lealtad incuestionable en todos sus subordinados. Más allá de las diversas características de las que ha de hacer gala, como la valentía, la astucia o la energía, debe centrarse en ganarse la confianza y el respeto de los suyos por encima de todo lo demás. Un jefe respetado es un jefe con futuro, insiste Ferrante, quien señala que todo Don debe controlar su ambición y saber cuándo ha de acelerar en sus negocios y cuándo detenerse. Además, ha de aprender a decir no, incluso al mejor de sus amigos, ya que, en la Mafia, casi siempre es tu mejor colega el que te asesina. Una política de puertas abiertas también es fundamental para el éxito del don. Así, ha de mostrarse accesible a todos sus empleados y es por ello por lo que, en la Mafia, los jefazos hacen política todo el año, reciben a todo aquel que lo pide y están presentes en lugares concurridos, como clubes sociales donde expresan sus juicios. Ferrante lo tiene claro. Aunque se arrepiente de los actos que cometió y no aprueba en absoluto las operaciones de la Mafia, cree que esta organización puede enseñar cosas positivas, y está convencido de que, en el mundo legal, aunque no encarguen asesinatos ni amenacen explícitamente, existen empresarios y banqueros tan desalmados o más que el más despiadado de los mafiosos (Efe Reportajes). Para que un Don o el jefe de una empresa sea respetado, debe despertar una lealtad incuestionable en todos sus subordinados. Esta nota fue publicada en el suplemento MIRADAS del domingo 06 de mayo.

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